DISCOS: UN PAUL MCCARTNEY DE ENTRECASA NOS INVITA A PASAR JUNTOS EL AISLAMIENTO EN “III”

PAUL MCCARTNEY – “McCartney III” (Capitol 2020)


 A pesar de ser un paciente de riesgo a sus 78 años, Sir Paul McCartney lejos estuvo (afortunadamente) de pasar el confinamiento producto de la pandemia jugando a las cartas y haciendo jardinería, sino que decidió primero grabar una canción tocando todos los instrumentos, lo que derivó en un nuevo álbum, el decimoctavo como solista, que además completa la trilogía de discos hogareños iniciada con “McCartney” en 1970 y “McCartney II” en 1980

Y el comienzo, como probando sonido, del tema apertura «Long Tailed Winter Bird» adelanta lo que vamos a encontrar a lo largo de casi tres cuartos de hora: un Paul de entrecasa, que se animó a jugar para matar el aburrimiento, pero que a la vez mantiene su talento intacto dentro de un ámbito descontracturado con muchas guitarras eléctricas y acústicas y algo de experimentación catártica

“Puedo encontrar mi camino (…) porque nunca cerramos. Estoy abierto día y noche” canta Macca en el autorreferencial primer corte “Find My Way” un tema con pasta de hit que podría tranquilamente haber formado parte de “Egypt Station” el exitoso anterior trabajo del bajista. Y ese espíritu incansable aparece a lo largo de todo “McCartney III”. Es por eso que encontramos canciones con preeminencia acústica como la nostálgica “Pretty Boys”, la inocente “The Kiss Of Venus”, y la melancólica «Women and Wives», mechadas con pirotecnias rockeras como «Lavatory Lil» y la riffera «Slidin», única canción en la que cuenta con integrantes de su banda: Rusty Anderson en guitarra y Abe Laboriel Jr en batería

Pero lo que define al disco (y que lo hila con sus antecesores autotitulados) son los dos momentos más experimentales: por un lado “Deep Deep Feeling”, un climático tema de ocho minutos con algo del Radiohead post 90s flotando en el aire (de hecho no difiere mucho del sonido de “Chaos And Creation In The Backyard”, el disco de 2005 producido por Nigel Godrich, también productor de los de Oxfordshire); y “Winter Bird / When Winter Comes”, el track final, que retoma una canción de 1992 en la que Paul repasaba todo lo que tuvo que hacer para reacondicionar la casa en la que registró su debut solista de 1970

La pandemia, entre tanta depresión y tristeza, por lo menos nos trajo a un Paul de bata y chancletas que nos abrió la puerta de su casa para decirnos que, mientras haya una guitarra disponible y una voz añeja y dispuesta, no todo está perdido.


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