FOO FIGHTERS - "Concrete and Gold" (RCA/Roswell 2017) *** 1/2
La edición de Wasting
Light en 2011 marcó quizás el punto discográfico más alto en la carrera
de Foo Fighters, cerrando un ciclo encarnado además por la edición del
documental Back
and Forth. Es por eso que era obvio que ni la banda, ni el mismo Grohl fuesen
los mismos en sus proyectos posteriores: Sonic
Highways y el EP Saint Cecilia que
intentaron darle otro oxígeno a la banda,
pero con el nivel compositivo, el punto
fuerte del combo de Seattle, de capa caída.
Luego de la breve “T Shirt” que funciona como introducción,
“Run” (lanzado como primer sencillo) nos sumerge en las aguas de Concrete and Gold, el noveno disco de
estudio del ahora sexteto (tras la inclusión del ex Wallflowers Rami Jaffee en los teclados); con una
estructura 100% Foo Fighter: un comienzo lento, seguido por un in crescendo que
deviene explosión furiosa, una melodía que no hubiese desencajado en
Wasting… y una letra que remite precisamente a escapar en busca de nuevos
horizontes.
Le sigue “Make it right” con un riff groovero que recuerda a
los primos de Queens of the Stone Age con Justin
Timberlake (¡!) de invitado, para pegarle el segundo single: “The Sky is a
Neighbourhood”, una muestra cabal
del objetivo de Grohl: mezclar
diferentes climas y sumar varias capas
de guitarras sin perder nunca la esencia melódica.
Pero cierto tedio parece surgir a partir de “La Dee Da”, uno
de los tracks más flojos, gracias a su sonido procesado que le quita potencia, a
pesar de los alaridos de Grohl. Algo similar pasa con “Dirty Water” no logra
convencer a pesar de sus coros beatlescos.
Y a pesar de que el estribillo de “Arrows” esté mejor resuelto y que la balada “Happy
Ever After “ recupere parte del espíritu y la frescura de The Colour and the Shape,
lo mejor llega cuando Grohl abre su corazón y se da los gustos en vida, en este
caso invitando a Paul McCartney a
tocar la batería en "Sunday Rain", que con su toque heartland a la Tom Petty (cuya banda estuvo a punto de
integrar después de Nirvana) se convierte en uno de los momentos más altos del
disco, junto con el reflexivo y oscuro tema de cierre que titula el disco.
Continuando el camino compositivo iniciado en Sonic ... pero a la vez tomándose un necesario momento para mirar hacia el pasado, Concrete and Gold busca ser el disco de la madurez de un
Grohl que se acerca al medio siglo de vida, y a pesar de haber cumplido todos (¿todos?)
sus sueños, está lejos de retirarse.
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