ENTREVISTAS: CONOZCAN A MACONDO CHILDREN, ROCK VALVULAR CON IMPRONTA VENEZOLANA

Cuando uno piensa en la música de Venezuela generalmente discurre más cerca de ritmos autóctonos como el joropo, la salsa y el merengue, que del denso sonido del stoner. Sin embargo, Chivo Machado (batería y matófono) y Hum Pérez (voz y guitarra), se inspiraron en el sonido valvular de Black Sabbath para formar Macondo Children: stoner venezolano de exportación…
En esta breve pero contundente charla, el Chivo Machado nos cuenta por qué tenemos que escucharlos.

Es poco frecuente encontrarnos en Argentina con una banda de rock de Venezuela, y más en el estilo que hace Macondo. ¿Nos podrían hacer una síntesis de la formación de la banda y en qué momento los encuentra este disco?

Humberto y yo somos amigos, familia de alguna manera, desde hace mucho tiempo. Después de haber hecho mucha música juntos, compartir escenarios, estudios y miles de horas de ensayo nos separamos por un tiempo y para 2014 yo me encontraba viviendo en Buenos Aires y Hum en Londres; en ese momento, a mediados de ese año, decidimos reunirnos de nuevo, eligiendo Caracas como lugar de encuentro. Ahí, sin saber qué iba a pasar, qué tipo de rock íbamos a hacer ni cómo se iba a llamar la banda, comenzamos a grabar un disco, que nos ha dado camino, vida y deseos de cada vez más.

El sonido de la banda es muy potente:  ¿Cómo  se definen ustedes musicalmente y cuáles son sus principales influencias?

Creo que ante todo somos una banda de rock. Buscamos manejar la estridencia y usarla como herramienta expresiva. Una de nuestras necesidades a la hora de enfrentarnos de nuevo al hecho de hacer música era la de no pensar, y de no pensar creo que surge esa potencia. Nuestro sonido es muy sincero y me da razones para vivir una y otra vez, vivir para poder estar en la próxima fecha ahí golpeando fuerte. Con respecto a las influencias, bateristas como Keith Moon, Joey Castillo, John Bonham, entre otros, influyen mucho en mí… Y como bandas Black Sabbath, Soundgarden, Zeppelin, Hendrix, Pink Floyd y Alice In Chains son parte de nuestro soundtrack habitual, entre un millón de cosas más, por supuesto.

¿Que nos pueden contar del proceso de grabación de su disco?

Este proceso fue super aleccionador e íntimo. Decidimos no pasar por un periodo de composición previo, pre-producción y ese montón de pasos que ya hicimos antes, sino ir directo a nuestro centro, hacerlo estallar, usar todo el lenguaje que tenemos en común y nuestra confianza mutua. El disco se compuso y grabó al momento; es decir, llegábamos al estudio, comenzábamos a tocar, estructurábamos el tema y lo grabábamos, todo en vivo, sin click, ahí, a sudor y fuego. Luego agregábamos los bajos, que fueron grabados por Ignacio Pérez y Manuel Churión y más tarde las voces. Pero las bases, que en nuestro caso son guitarra y batería, fueron hechas al momento de su creación.

¿Conocen algunos referentes locales dentro de su estilo?

No sé si referentes en nuestro estilo, por aún no saber qué estilo somos, pero por supuesto conocemos bandas que nos gustan mucho como Los Antiguos, Sauron, Los Natas, Banda De La Muerte, Poseidótica, entre muchas otras buenas bandas.

¿Qué pueden contar de la escena rockera venezolana?

La escena rockera venezolana artísticamente siempre ha sido muy prolífica e interesante, en su estado de rock puro y duro, así como en sus momentos de fusión. Lamentablemente, por múltiples factores, a nivel under y masivo ha sido complicado sostener una escena en el tiempo, ha tenido picos altos y picos muy bajos, pero se dificulta mucho sostener una infraestructura de giras, medios, editoriales y otras piezas fundamentales para que las bandas puedan hacer carrera.

¿Cuáles son las principales ventajas y desventajas de ser un dúo?

A la hora de cobrar es mejor, a la hora de pagar… no (Risas). La banda en vivo casi siempre es un trío; sí debo admitir que el hecho de ser un dúo y su carácter portátil facilita mucho las cosas la mayoría del tiempo. Creo que en el arte no veo y no conviene ver desventajas, es la situación y se aprovecha.

La última: ¿qué expectativas tienen para el futuro?
Poder repetir el ritual de tocar cada vez más.