CINE: ESTRENO

Una Guerra de Película (Ben Stiller):


Desde Zoolander (2001) que Ben Stiller no dirigía una película, y la verdad que valió la pena esperarlo. Una Guerra de Película es una corrosiva mirada sobre el cine actual que, partiendo de la parodia al género bélico, extiende sus críticas al estado del cine americano en general.

Hay tres actores: un héroe de acción en decadencia que busca hacer papeles más serios (Stiller), un cómico escatológico adicto a la heroína (Jack Black), y un actor del método con varios Oscars en su haber, capaz de pigmentarse la piel para interpretar a un soldado negro (Robert Downey Jr.). Dirigidos por un realizador inglés que no los puede controlar (Steve Coogan, el de 24 Hour Party People) y producidos por un magnate de Hollywood pelado, peludo y bailarín (el productor Tom Cruise burlándose de sí mismo en base a una sobredosis de adrenalina), se proponen filmar una película bélica basada en la novela de un veterano de guerra (Nick Nolte) que perdió las manos y varias neuronas en el campo de batalla. Ante la lucha de egos del elenco que el director no puede mitigar, se decide soltarlos en la selva y filmarlos con cámaras ocultas para obtener mayor entrega y realismo de sus actuaciones. Pero tienen espectadores en vivo y en directo que los creen de verdad: un grupo de traficantes de heroína vietnamitas convencido de que los actores son un grupo de elite militar norteamericana que viene a desvalijar el negocio. Y los actores, por supuesto, toman a los traficantes por extras de la ficción.

La película arranca con los avances de los trabajos previos de los actores protagónicos, antes de que lleguen los títulos iniciales. Ahí hay desde chivos de gaseosas hasta una durísima parodia a Eddie Murphy, y el inicio de una serie de cameos de estrellas amigas que se sostiene hasta el final del film. Acto seguido, nos metemos en la filmación de la película. En la primer escena, se condensan de manera complejísima homenajes a, por lo menos, Apocalipsis Now, Rescatando al Soldado Ryan y Pelotón (aunque probablemente haya más que en el momento se me escaparon). Más adelante habrá otras aluciones: a Rambo, a todas las películas sobre retrasados mentales, y un largo etc. Todos están muy bien en sus papeles, pero lo de Downey Jr es perfecto. Su personaje actúa como si fuera negro durante toda la película, y los que capten los diálogos originales disfrutaran de su tonada sureña hecha a puro cliche racista.

Hay que verla para entender la complejidad del entramado de Una Guerra de Película. Todo lo críticable de Hollywood está ahí, sutilmente diseminado en el relato. La falsa buena conciencia, los estereotipos, los golpes bajos, la moralina, la reiteración de las mismas ideas hasta el hartazgo, la desmesura, el inconmensurable afán de lucro, el lujo, la hipocresía, el ego. Pero tambien está La Película que dirige Ben Stiller, la película de ficción que están filmando los actores, las películas de ficción sobre las que esta se basa y que La Película parodia, la película sobre el equipo que hace la película de ficción, y la película sobre el equipo de La Película (ver, entre otros detalles, el tema de la heroína, teniendo en cuenta la adicción real de Downey Jr., las malas comedias en las que todo cómico a caído, incluidos Stiller y Black y la siguiente línea de diálogo, ante la pregunta de "-¿Sabés quién sos?", que responde R. Downey Jr: "-Soy el actor que hace del actor que hace esta película" que da igual a... ¡Robert Downey Jr.!!!)...en fin, la lectura más enmarañada sobre el mundo del cine desde El Ladrón de Orquídeas (Spike Jonze), película que aunque no lo parezca comparte muchos puntos en común con esta.

Una Guerra de Película es una muy buena comedia, que además de burlarse del cine y de los mismos integrantes de su propio staff, desafía abiertamente lo políticamente correcto: fue perseguida por mencionar la palabra "retardado" pero la acusación se quedó corta. En Una Guerra de Película no hay ni personas con discapacidad, ni afroamericanos, sino negros y retrasados; se escucha muy rápidamente la frase no negociamos con terroristas como excusa para una traición por dinero, y en el nombre de la Ecología se lleva de gorro la cabeza de un oso panda degollado. Porque ésta es la película para acabar con la impostura, la que le quita la máscara a todo lo que se cruza en su camino, la que se pone a la cabeza de otras tantas comedias actuales que plantean el agotamiento del maintream actual y la hipocresía de sus integrantes. Un tanque hollywoodense que apunta los cañones sobre su propio terreno.

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