BRILLA DIAMANTE LOCO: EL DÍA EN QUE SYD BARRETT REGRESÓ A PINK FLOYD… PARA IRSE DEL TODO
1967 – ¿RECORDÁS CUANDO ERAS JOVEN Y BRILLABAS COMO EL SOL?
Pink Floyd se convirtió en una de las bandas de rock mas importantes de Gran Bretaña luego de la edición de su álbum debut “The Piper At The Gates Of Dawn”, que vio la luz el 5 de agosto de 1967. Gran parte de ese mérito lo tiene el cantante, guitarrista y compositor de la banda, un joven llamado Roger Barrett, a quien en su adolescencia apodaron Syd, por un famoso baterista de su ciudad natal, Cambridge.
La música psicodélica de la banda, conformada por Syd y tres ex estudiantes de arquitectura -el bajista Roger Waters a quien Barrett había conocido en el secundario, el tecladista Richard Wright y el baterista Nick Mason– y sumada a sus poderosos juegos de luces, formaban un espectáculo imperdible para la vanguardia inglesa, en donde obviamente las drogas estaban a la orden del día, sobre todo aquellas que estimulaban la apertura de la conciencia como era el caso del LSD. Fue esta droga la que Syd, influido por su entorno, comenzó a ingerir con mayor frecuencia y sin ningún tipo de control, hecho que lo llevó en muy poco tiempo a convertirse en una sombra del talento que había llevado a su banda a la cima: la mirada perdida, días enteros sin hablar y una creciente falta de interés compositivo fueron algunos de los síntomas del cambio que Syd esbozaba.
Su comportamiento en escena se volvió errático, de hecho demasiado errático (muchas veces se quedaba colgado durante todo el show en una sola nota o simplemente se quedaba mirando sin pestañear a sus compañeros de banda), tanto que obligó al resto de la banda a contratar a un viejo amigo suyo llamado David Gilmour para que tocara sus partes en los shows. Finalmente, en marzo de 1968, Pink Floyd decide prescindir de los servicios de Barrett y seguir adelante con Gilmour como reemplazante oficial. El estado de Barrett no le permitía comprender la situación en su totalidad y así comenzó un largo período de reclusión en el sótano de la casa de su madre, solo interrumpido por esporádicos discos solistas y salidas cada vez más difusas.
1975 – AHORA HAY UNA MIRADA EN TUS OJOS, COMO AGUJEROS NEGROS EN EL CIELO.
En ambos lados del Atlántico, Pink Floyd se convirtió en una de las bandas más importantes y exitosas de su época. Los viajes en autos destartalados hacia los shows habían sido cambiados por rumbosas limousines que los esperaban en las puertas de los hoteles. Gigantescas puestas en escena, cientos de conciertos sold out y millones de copias vendidas a nivel mundial de su placa “Dark Side Of The Moon”, transformaron a los integrantes de la otrora vanguardista banda liderada por Syd Barret en millonarias estrellas de rock.
Pero aun así la banda no había podido olvidarse del líder, del fundador, del ideólogo, el cual pasaba sus días en el húmedo sótano de la casa de su madre. Quizás haya sido el remordimiento por haberlo echado del grupo de facto, un día en que ni siquiera se molestaron en pasarlo a buscar antes de un show, porque pensaron que ya no valía la pena… Para su nueva placa, Roger Waters (quien había tomado el liderazgo del grupo a pura tozudez) decidió sacarse el gusto amargo, lavar culpas e inspirarse en la historia de su viejo compañero para un nuevo disco conceptual cuyo título lo decía todo: “Wish You Were Here” (“Desearía Que Estuvieses Aquí”) que incluía una suite inspirada en Syd llamada “Shine On You Crazy Diamond” (“Brilla Tú, Diamante Loco”; juego de palabras con «shame on you», es decir «qué vergüenza»).
El 5 de julio, durante una de las sesiones de mezcla del disco (largas y tediosas, dada la complejidad buscada por la creciente obsesividad de Waters) la banda se vio sorprendida por la presencia de un extraño visitante: un hombre robusto, calvo, con las cejas afeitadas, vestido con una vieja gabardina blanca y una ordinaria bolsa de plástico en la mano. David Gilmour pensó que era un empleado algo desaliñado de EMI, mientras que Mason apenas le prestó atención. Fue Rick Wright el que le preguntó a Waters si aquel extraño que lo observaba y lo estaba poniendo nervioso, era amigo suyo… Luego de mucho tiempo de observar esa extraña presencia que lo inquietaba, el bajista finalmente descubrió que se trataba de su viejo amigo Syd y no pudo evitar que las lágrimas rodaran por su rostro. Cuando escuchó los acordes de “Shine On…”, el viejo líder ofreció sus servicios a la banda, aunque jamás se percató de que el tema grabado era un homenaje a él.
Casualmente esa misma noche era la fiesta de casamiento de Gilmour y su esposa, que se celebró en el restaurante del estudio. Syd se unió en el festejo de sus viejos -y todavía conturbados- compañeros y contó que su exceso de peso se debía a la cantidad de costillas de cerdo que comía regularmente, las cuales guardaba en la heladera del sótano donde vivía… En algún momento de la noche desapareció tan misteriosamente como había llegado. Sería la última vez que los miembros de Pink Floyd verían a su viejo amigo con vida
EPÍLOGO
Roger «Syd» Barret falleció el 7 de julio de 2006 a los 60 años debido a un cáncer pancreático. “Wish You Were Here”, el álbum, salió a la venta el 12 de septiembre de 1975 y lleva vendidas hasta la fecha más de 13 millones de copias.
Baterista frustrado, docente y periodista especializado en cultura y espectáculos. Conduce el programa La Isla de los Monos por Radio El Parque y ha colaborado en Rock.com.ar y las revistas Efecto Metal y Mala Difusión. Mantiene su blog Film Song (www.film-song.blogspot.com) desde 2005
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