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DISCOS: LO NUEVO DE CHARLY Y LA LÓGICA DEL INEVITABLE PASO DEL TIEMPO


De todos los Garcías que pasaron por nuestras vidas, podemos destacar a algunos: el joven Charly (Charlie en un principio) libre, hippie y cancionero; el de los ’80 lucido, intrépido y genial; el de los ’90 tan caótico como salvaje; el de los ’00 recalculando. Y el actual… sobreviviendo.

ELIGE TU PROPIO CHARLY. De todos modos, Charly siempre se las ingenió para decirnos como estaba. En un principio con sus canciones, y más tarde con sus acciones: desde teñirse de rubio en homenaje a Kurt Cobain, hasta tirarse de un noveno piso en homenaje a… bueno, la vida misma. Y ahi está el punto clave para entender su nuevo disco «La Lógica Del Escorpión»; que abre con la voz ya demasiado rota de Charly gritando precisamente «Rompela» (la versión en castellano de su «Break It Up»), algo que, de hecho no se puede hacer, porque romper más esa voz, sería una quimera. Ese «Rompela» funciona, no como un pedido de ayuda, sino como una forma de avisar sobre lo que se viene. Un: «Ojo, que acá voy yo». Porque es imposible analizar LLDE dejando de lado esas cuerdas vocales gastadas y ese fraseo irregular. Y Charly sabe de sobra que, el que avisa, no traiciona.

Desde «Kill Gil» que Charly hace el disco que puede, En este caso, con una little help from his friends (AznarPáez y Lebón desde el más acá y la voz de Spinetta desde el más allá) y los músicos en los que confia (los Fernandos Kabusacki y Samalea, más las voces invitadas de Hilda Lizarazu y Rosario Ortega), no para dirigirlos en modo orquesta, sino para (de) construir las canciones, como un viejo arquitecto que intenta levantar una ciudad en ruinas.

Y en ese proceso, hay algunas cosas que empañan la escucha (el método saynomore de capas y capas de sobregrabaciones y samples parece que not dead) sobretodo el obvio deterioro general en la salud de Charly, el cual no se limita sólo a su estado vocal.

Pero, a diferencia de discos realizados en contextos similares (como por ejemplo los ultimos dos trabajos de Ozzy Osbourne, un tipo que tampoco derrocha salud, pero se puso bajo las ordenes de Andrew Watt quien logró sacar lo mejor de su talento), acá se nota la falta de un productor que ordene las ideas y dirija ese demasiado ego del bigote bicolor, para llevarlo a buen puerto.

PARTE DE LA RELIGIÓN GARCIA. Como los ultimos trabajos de García, podríamos dividir LLDE en 3 partes: los covers tuneados, las regrabaciones de viejas canciones, y las nuevas composiciones. Dentro de estas ultimas se destacan «Yo Ya Se», probablemente la favorita de los más nostalgicos por esas armonias clasicas que refieren al Charly que añoramos; y un blues simple pero efectivo llamado «El Club de los 27» con una lírica mordaz y una buena participación del Ruso Lebón en guitarra.

Y si hablamos de adueñarse de canciones de otros, Charly lo ha hecho de maravillas en el pasado (hay gente que todavia piensa que «Me Siento Mucho Mejor» e «Influencia» son composiciones propias de García), pero en LLDE (salvo en «América» con Pedro Aznar, inspirada afanosamente en «I’m Afraid Of Americans» de Bowie) tanto el «Watching the Wheels» de Lennon como «So You Want To Be a Rock’n’Roll Star” de los Byrds (con Fito de invitado) inspiran un respeto tal, que hace casi innecesaria su inclusión.

CONCLUSIONES DE INVIERNO. Y acá llegamos al mayor inconveniente que nos presenta la escucha del disco: las dos reversiones de la propia obra del pasado: «Juan Represión» y «Te Recuerdo Invierno” (compuesta por Carlitos en su adolescencia y que formó parte de los primeros ensayos de Sui Generis), basicamente porque los temas lo obligan a Charly a cantar, algo que ya no puede. Y no necesariamente por un tema de edad (como muestra, lo tenemos al casi octogenario Ian Gillan todavía dando la talla, a su modo, en los ultimos discazos de Purple; y ni hablar del abuelo stone Jagger en «Hackney Diamonds»), sino por su incapacidad física, que hace que la lógica del paso del tiempo se imponga inexorablemente sobre cualquier tipo de ambición artística.

Y más allá de buscar conmover apelando a un pasado glorioso (la nueva versión de «La Pelicana y el Androide» rescatada del demo original con la voz de Spinetta, no aporta más que lágrimas de nostalgia por aquello que ha sido y el dolor de ya no ser), los resultados artísticos no suelen entender de emociones, ni mucho menos de lógicas. Lo que nos queda entonces, es entender que Charly sigue vivo (ni más ni menos) y nos da lo que puede, sabiendo que siempre va a haber alguien para recibirlo.

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