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SHOWS: DEF LEPPARD Y MOTLEY CRUE EN EL PARQUE SARMIENTO, EL HOGAR DULCE HOGAR DEL ROCK AND ROLL


El pasado 9 de marzo, Mötley Crüe, Def Leppard y Rata Blanca se presentaron juntos en el primer plato fuerte de una año que se presenta pródigo en visitas. Dada la magnitud del evento, en MADHOUSE decidimos enviar no ya uno, sino a dos miembros de nuestro staff, para que a la manera de un “A Dos Voces” del Rock & Roll (con una prosa menos gangosa que la palabra de Bonelli y con muchos menos intereses creados alrededor de nuestras opiniones), coincidan, disientan, se abracen o se caguen a palos, porque el dueño de la verdad no pasó aún por ninguna escribanía. A continuación, los hechos, las palabras y la trifulca.

EXPECTATIVAS EN LA PREVIA: La noche se presentaba ideal para el disfrute de varias generaciones de rockeros que se hicieron presentes en el Parque Sarmiento para ver a tres bandas con diferentes presentes. En el caso de Rata Blanca, se encuentran en un año marcado por el regreso a la actividad, que incluye además de la presentación que hoy nos ocupa, una gira que los llevará a recorrer el país y buena parte de Latinoamérica. La banda liderada por Walter Giardino nos tiene acostumbrados a hiatos en su carrera, así que el acento en este caso era en evaluar cómo se daba dicho regreso. Def Leppard, por su parte, viene de lanzar el año pasado “Diamond Star Halos”, trabajo que recibió excelentes críticas de la prensa especializada. Por último, Mötley Crüe nos traían como novedad el ingreso del enorme John 5 en reemplazo del cascoteado Mick Mars. Cómo iba a cuajar esta unión y despejar comentarios sobre el mal estado físico y vocal de Vince Neil, eran a priori los dos grandes interrogantes en torno a los reyes del Sunset Strip.

LOS ROEDORES ANFITRIONES: El caos porteño de un día de semana en hora pico, sumado a lo difícil que se hace llegar al Parque Sarmiento desde algunos lugares, hizo que la aglomeración en la puerta y la demora en los ingresos provoque que la banda de Walter Giardino no pueda ser disfrutada por una gran parte del público. De todos modos la Rata demostró lo que ya todos sabemos: una puesta escénica impecable, un sonido que nada tuvo que envidiarles a los protagonistas de la noche y un repertorio –de solo siete canciones- que a tono con el glamour de la noche, privilegió el costado hard del quinteto, dejando para los nostálgicos metaleros a los clásicos “Solo Para Amarte”, “Agord, La Bruja” y el infaltable cierre con “La Leyenda Del Hada y El Mago”, además de un par de temas de “Tormenta Eléctrica”, su último disco hasta el momento. El crédito local estuvo a tono con las expectativas, para una banda que en cualquier circunstancia, siempre cumple

DEF LEPPARD 1: PROMESAS CUMPLIDAS SIN HISTERIA (Ale Do Carmo)

Si tenemos que hablar de sobrevivientes de los míticos 80, Def Leppard estaría ahí al frente de la lista con tragedias, accidentes y caídas varias en su haber. Es que los de Sheffield no dejaron batalla sin librar desde aquel “On Through The Night” su debut en aquel lejano 1980 de la mano de la NWOBHM, mucha agua corrió bajo el puente, hasta llegar a un presente que los encuentra apostando a un nuevo disco con mucho de ese pasado clásico (el recomendable “Diamond Star Halos”)- Y con puntualidad inglesa y un sonido perfecto el quinteto arrancó con “Take What You Want” de su nuevo álbum que dejó a las claras la propuesta del grupo: el contrapunto guitarrero de la dupla Campbell/Collen, el bajo de Savage apuntalando todo, el inefable Rick Allen marcando el pulso y un Joe Elliot impecable desde lo vocal y lo escénico.

A continuación “Let’s Get Rocked” marcó el primer hit de un setlist que apostó a lo seguro (nada de estar pidiendo gemas de “Slang” o algún clásico del debut) con las canciones de “Hysteria” y “Pyromania” como protagonistas de un viaje al pasado solo interrumpido por “Kick” y this Guitar” de su nuevo disco y “Promises” del “Euphoria” de 1999.

Es que, más allá de la puesta en escena bien ochentosa enfatizada por los lasers en los clásicos de “Hysteria” y un bloque acústico que quizás no concordaba con el contexto, Def Leppard fue una máquina perfecta de hard rock con espíritu pop con el as en la manga que significan los coros a cuatro voces. Tras el tándem “Rock of Ages” y “Photograph”, se despidieron diciendo que habrá una próxima vez, y como ya sabemos, en el universo Leppard las promesas se cumplen.

DEF LEPPARD 2: LIMPIO Y PROLIJO (Hernán Mariotti)

Cuando el reloj marcó las 20:30, la banda de Sheffield se apoderó del escenario del Parque Sarmiento con los acordes de “Take What You Need”, tema que también abre su más reciente álbum, el celebrado “Diamond Star Halos”. Siendo un novato absoluto en cuanto a vivir la experiencia de ver a los Leppard en directo, lo primero que me llamó la atención fue el tratamiento de las voces. En vivo Rick Savage, Phil Collen y Vivian Campbell aportan armonías vocales y coros muy cuidados y trabajados, como apoyo a un Joe Elliott que si bien nunca fue un gran cantante, su voz se conserva en muy buen estado por tratarse de un cantante ya sexagenario. En cuanto al sonido del quinteto sobre las tablas, todo suena muy prolijo, casi aséptico, pero ahí está el problema. Verlos en vivo fue una confirmación del concepto que siempre tuve del grupo inglés.

Una buena banda, pero demasiado fría, por momentos más cerca del pop que del hard rock, o en todo caso, mentores de un hard rock muy lavadito, muy ATP. Como diría Norberto Napolitano: “si el rock es sucio y desprolijo”, estos veteranos británicos son el anverso perfecto de esa proclama. Esa frialdad se transmitió del escenario al césped, en el cual, salvo un grupo de seguidores acérrimos amuchados contra las vallas del escenario, el resto del público estuvo durante el show muy estático y aplaudió más con respeto que con clamor.

El momento del show que sí levantó un poco la dosis de euforia, fue el solo de batería de Rick Allen, todo un campeón el hombre y su magnífico ejemplo de resiliencia. Como era de esperar se llevó los vítores más fuertes dentro de la presentación de la banda. Volviendo a cierta falta de calor, los Leppard tampoco son muy comunicativos, ni muy propensos a la demagogia, fieles representantes ellos de la flema inglesa. En cuanto al setlist, el instrumental “Switch 625” con Campbell y Collins sacándose chispas con sus respectivas hachas, demostró que si Leppard se decidiera a apretar un poco los dientes, tienen paño para ser otra cosa, pero es evidente que lo suyo es ir por el lado de lo accesible, y está bien, les ha ido de maravilla con esa fórmula. Después de los bises, Elliott tomó la palabra para agradecer y despedirse. En fin, si sos un leppardista de la primera época, seguramente debiste haber tenido una gran noche el jueves pasado en el Parque Sarmiento.

MÖTLEY CRÜE 1: EL MISMO SEXO, ¿LAS MISMAS DROGAS? Y EL MISMO ROCK AND ROLL (Ale Do Carmo)

Fuera luces, una larga introducción con el “Requiem” de Mozart, una cadena televisiva siendo interferida en las pantallas…, ¡bienvenidos al circo de Mötley Crüe, motherfuckers! Def Leppard había dejado la vara bien alta y la banda tenía como misión no solo recoger el guante, sino demostrar que esta versión 2023 de los Crue (sin Mick Mars y con John 5) estaba a la altura de las circunstancias. Y el arranque con “Wild Side” pegada con “Shout at the Devil” fue… raro, dejando más dudas que certezas: un sonido gordo desprolijo y crudo (¿Motley Doom?), un Vince Neil bastante a destiempo y una banda que lo seguía como podía. Y si, para ser justos los Crue también son sobrevivientes de los 80 (con tragedias y cambios de formación como sus colegas ingleses), evidentemente el pasado dejó sus huellas en el presente. La proto punkie “Too Fast for Love” del debut homónimo de 1981 emparejó un poco el barco y dejó claro que el timón lo tienen Nikki y Tommy, apuntalando al frontman y dejando que John 5 (a fin de cuentas, un freak reemplazando a otro freak) se gane al público a fuerza de destreza escénica e instrumental.

Pero a pesar del lógico paso de los años, la propuesta de la banda sigue intacta: “Entretenimiento o Muerte”. Y ahí están las dos coristas/strippers medio en bolas (¿no habían cerrado ese antro?) pavoneándose por el escenario, el inefable Tommy pidiendo a las chicas que les muestren las tetas en pleno 2023 (¡y lográndolo!) y Nikki plantando literalmente la bandera (argentina) del rock, luego de hacer subir a una fan con edad de ser su nieta, que le dijo entre lágrimas que lo amaba.

Pero a pesar de que el setlist, (salvo por “The Dirt” de la película homónima que los volvió a poner en el candelero con el rapper Machine Gun Kelly apareciendo en pantalla y “Saints Of Los Angeles” del último disco que lanzaron en 2008) meta hit tras hit de su etapa clásica, por momentos la estabilidad sonora tambalea por los contratiempos de Vince que ni el ayudin de las pistas pregrabadas logra acomodar. Aun así el medley de covers (repasemos: “Rock and Roll, Part 2” de Gary Gliiter, la consabida “Smokin’ in the Boys Room” de Brownsville Station, “Helter Skelter” de los Beatles, “Anarchy in the U.K.” de los Pistols y la sorpresiva “Blitzkrieg Bop” de Ramones) trajo parte de la vieja magia absorbida en los húmedos pero glamorosos sótanos del Sunset Strip

Tras el momento de histrionismo de Tommy Lee antes de la coreadísima “Home Sweet Home” llegó la recta final a puro hit con “Dr. Feelgood”, “Same Ol’ Situation”, la odfa al striptease de “Girls, Girls, Girls”, una potente “Primal Scream” y el cierre a pura adrenalina con “Kickstart My Heart”, para un show a pura nostalgia que no brilló, pero estuvo lejos de defraudar.

MÖTLEY CRÜE 2: GRITÁNDOLE (DESAFINADO) AL DIABLO (Hernán Mariotti)

Tras una intro interminable, los chicos malos (en realidad ya no tan chicos ni tan malos) de L.A. tomaron posición para desgranar un setlist pletórico de clásicos propios y ajenos (me refiero en este último caso al poupurrí de covers mencionado por mi estimado colega más arriba). Los comentarios previos y las imágenes subidas a You Tube desde el comienzo de la gira, no eran del todo alentadores para los Crue, siendo el principal receptor de las críticas su cantante Vince Neil. Y la realidad es que los rumores sobre su precario presente, se vieron plenamente confirmados en la noche del barrio de Saavedra. Neil nunca fue un buen cantante, pero a eso debemos sumarle que su performance escénica hoy luce decadente y su imagen un marcado sobrepeso. Más allá de los pifies vocales y de los ahogos en algunas partes de las canciones, el blondo vocalista lució desatento, entrando tarde en varios momentos del recital. En consecuencia, al resto de la banda le costaba seguirlo o bien quedaban cruzados con su cantante. Los momentos de mayor conexión con el público fueron aquellos en los que Nikki Sixx o Tommy Lee tomaron la posta para arengar a la gente. En el caso de Sixx, es innegable que es el alma de Mötley Crüe, además de su principal cerebro compositivo. Tommy Lee sigue siendo ese loco lindo que derrocha energía aporreando los parches y la cara nueva, el guitarrista John 5, más allá de los rezongos de algún nostálgico que añora la presencia del histórico Mick Mars, demostró ser un excelente guitarrista, y notablemente superior a su predecesor.

El show de los californianos contó con una respuesta fervorosa de los numerosos fans que acompañaron la presentación de Sixx y cía, en un show al que le sobró puesta en escena y le faltó algo de deconstrucción. Durante todo el set, dos vistosas señoritas poco ataviadas, pasearon sus atributos mientras acompañaban a la banda con sendas coreografías en cada tema. Ellos son así, llevaron siempre la bandera de sexo, droga y rockanroll al frente y no va  a haber lugar para el arrepentimiento.

Txt: Alejandro Do Carmo/Hernán Mariotti

Ph: Florencia Giuliana

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