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ENTREVISTAS: YNGWIE MALMSTEEN ANTES DE SU SHOW EN VORTERIX: “NO NECESITO A NADIE QUE ME DIGA LO QUE TENGO QUE HACER”

Iluminación precisa, chequeo del sonido, preparación de la cámara… las entrevistas pactadas por Zoom en los tiempos que corren obligan a ajustar todos los detalles antes de que el entrevistado se conecte. Pero a la hora señalada, lo que suena es el clásico teléfono. “Soy de la vieja escuela”, se sincera –como si hiciera falta- Yngwie Malmsteen del otro lado de la línea a punto de hablar en exclusiva con MADHOUSE antes de un nuevo show en un país que lo descubrió bastante tarde.

Recuerdo perfectamente mi primer show en Argentina (N: en 1996 en Obras Sanitarias) porque se dio bastante tarde en mi carrera” aclara el sueco. ”No sabía bien que esperar y mi primera impresión fue: ‘¡La puta madre! ¡Esto es increíble! ¿Por qué tarde tanto en venir?’ Fue un show muy emocionante y la pasé muy bien”

¿Es difícil armar el setlist teniendo tanto material para elegir?

¡No te das una idea de lo difícil que es! Porque si toco al menos dos canciones de cada uno de mis discos, el show tendría que durar como cinco horas. Entonces lo que hago es tratar de variar el show cada noche, incluso una vez que subo al escenario cambio la lista que tenía planeada. Siempre hago un par de las canciones nuevas y un par de las que la gente quiere escuchar.

Hablando de canciones nuevas, el año pasado lanzaste un nuevo disco “Parabellum”, que anduvo muy bien. ¿Sigue siendo importante para vos el álbum como concepto?

¡Totalmente! Pienso el álbum como un todo que tiene que disfrutarse de principio a fin; como una película o un libro, tenés que llegar hasta el final. Cuando hago un disco no lo pienso como un montón de canciones

¿Cómo fue el proceso de composición para este nuevo trabajo?

No fue muy diferente al de los discos anteriores, excepto por la pandemia, así que tuve todo el tiempo del mundo para terminarlo. Compuse como 100 canciones para “Parabellum” y las escuchaba en mi auto y decidía cual iba y cual no… marcaba cambios… así que fue un proceso muy selectivo, porque pude dedicarle más tiempo a los detalles de producción y los arreglos

¿Y con el resto de las canciones que pensás hacer? ¿Sos de retomar los temas que descartas?

¡Están ahí en la computadora! (Risas). Todas las canciones en mis primeros discos, hasta “Odyssey” (1988), ya estaban compuestas desde hacía años. “Black Star” la escribí cuando tenía 17. Ya no suelo hacerlo tanto, pero como quedaron afuera muy buenas canciones probablemente las retome.

A pesar de la mala fama de perfeccionista y malhumorado que lo acompaña, Malmsteen se toma el tiempo para responder cada pregunta sin el típico casete de algunos otros rockstars. Eso no quita que no defienda con vehemencia sus ideas, sobre todo cuando intenta explicar su visión artística.

Hace unos años decidiste que ibas a hacerte cargo de las voces en tus discos. ¿Fue difícil tomar esa decisión teniendo en cuenta lo perfeccionista que sos?

Para nada (piensa) Cuando crecí en Suecia tenía un bajista y un guitarrista a los que les decía que tocar y yo cantaba y tocaba la guitarra. Cuando me mudé a EEUU me uní a la banda Steeler y después formé Alcatrazz, que se suponía que era la banda de Graham Bonnet pero se terminó convirtiendo en mi banda. Y mientras giraba con Alcatrazz conseguí un contrato como solista. Pero hasta ese entonces cantaba yo; y después, aunque no cantara, yo escribía todas las melodías, y en algunos casos el cantante escribía las letras. Pero me canse de los cantantes porque piensan que son Elvis Presley, pero en mis discos no lo son. Y lidiar con eso se volvió muy problemático. Así que empecé a cantar cada vez más.

¿Cantar te demanda tanto como tocar la guitarra?

¡Tocar la guitarra no me demanda nada! (risas)  Cuando compongo, toco y canto la melodía al mismo tiempo. Así es como hago las cosas: las melodías, las armonías vocales… tiene más que ver con la ejecución que con la escritura.

Algo similar a lo que pasaba con Hendrix uno de tus ídolos…

Por eso hice el álbum “Blue Lightning”, con equipos de los 60s y el espíritu de esa época. No todos saben que cuando empecé a tocar a los 7 años, tocaba blues. Eso era lo mío, hasta que descubrí que el blues son solo cinco notas.

CHIQUITITO, DIME POR QUÉ NO

Suecia es reconocida como una gran fábrica de hits de música pop, sobre todo por el éxito de ABBA. ¿Hay algo de esa influencia en tu música?

(Piensa) La verdad que no. La música sueca está muy inspirada por el folklore, y si bien ABBA siempre me parecieron increíbles, mi costado melódico está ligada a la música clásica, sobre todo a la barroca, porque sus arreglos, arpegios y cambios de tonalidades, siempre me parecieron más desafiante de tocar. A eso obviamente le agrego los Marshall, las máquinas de humo, el doble bombo… y en lo que respecta al rock and roll, soy de la vieja escuela: Deep Purple, Queen, Hendrix y también cosas como AC/DC, Thin Lizzy, Judas Priest, que me parecen geniales, pero nunca fui de escuchar mucho a músicos contemporáneos.   

CUANDO ERA CHICO EN SUECIA SE CANSARON DE DECIRME LO MALO QUE ERA, QUE NUNCA LA IBA A PEGAR, SE REÍAN DE LA MEZCLA ENTRE MÚSICA CLÁSICA Y HEAVY METAL… ¿TE PENSÁS QUE ME IMPORTÓ? ¿QUÉ PENSÉ EN CAMBIAR ALGO? 

Hace poco mencionaste que siempre te consideraste un solista, incluso cuando fuiste miembro de Alcatrazz: ¿es esa la razón por la cual te cuesta encontrar una banda de apoyo estable?

(N: Con firmeza) ¡No, para nada! Dejame que te explique (N: toma aire) hay algunos solistas… no voy a puntualizar… que ponen su nombre en el disco, pero no escriben, no producen, no arreglan. Yo no hago eso, yo trabajo más como un compositor clásico: cuando están tocando Bach, el cellista de la orquesta no piensa en querer tocar algo propio, porque ya está todo escrito. Y así es como trabajo, así soy como artista: hago todo de una vez, como un pintor; tengo una visión perfecta de lo que quiero en mi mente. No necesito un productor, ni nadie que me diga lo que tengo que hacer, porque si aceptase algo así, seria como una copia burda de lo que realmente quiero hacer. No tiene que ver con ser ególatra, sino de ser un artista que tiene una visión. ¿Se entiende?

¡Totalmente!

Como Da Vinci, que no tuvo a nadie que lo ayude a pintar la Mona Lisa o como Stephen King, que no tiene a nadie que le escriba la mitad de una novela. No tengo nada en contra de otras formas de trabajar: me encantan los Rolling Stones con Jagger y Richards o Van Halen con Eddie y David Lee Roth o Plant junto a Page, que hacen cosas maravillosas, pero a mí eso no me funciona. Y con respecto a lo de mi banda de apoyo: ¡no hay banda de apoyo porque no tengo una banda! Hay gente a la que le cuesta entender esto nunca fue mi intención tener una banda. No importa quien toque el bajo con Lady Gaga. ¿Alguien sabe quién es el tecladista de Madonna o quién toca la batería con Elton John? ¡No lo sé!

Trabajar así tiene su riesgo: si algo sale mal, no tenés a quien culpar

¡Exactamente! Si te gusta mi música: gracias; si no te gusta… bueno, no puedo responsabilizar a nadie. ¡Ni tampoco quiero! Cuando era chico en Suecia se cansaron de decirme lo malo que era, que nunca la iba a pegar, se reían de la mezcla entre música clásica y heavy metal… ¿te pensás que me importó? ¿Qué pensé en cambiar algo? Si te gusta, perfecto, me voy a sentir bien, pero si no te gusta no me voy a derramar ni una lágrima, porque lo que hago, lo hago para mí. No le presto atención a las críticas, ni a las buenas ni a las malas.

La situación actual del negocio de la música es muy diferente a la que viviste en los 80s. ¿Cómo ves el desarrollo de nuevos artistas en este contexto?

Para serte honesto, es muy triste la situación actual. Yo viví todas las épocas, y cuando empecé era muy difícil destacarte, porque había miles de tipos que buscaban hacerse famosos. Era un proceso muy difícil, porque no solo había que tener suerte, sino también estar dispuesto a cambiar tu imagen, porque no podías hacer un video o grabar un disco por tu cuenta. Necesitabas un contrato, y conseguirlo era como ganar la lotería; por eso estoy tan agradecido por la oportunidad que tuve de mostrar lo que soy. Y ahora es todo diferente, porque tenés que tener millones de reproducciones en YouTube en vez de tocar en un bar. ¿Y cómo carajo pagas tus gastos o mantenés a tu familia? En los 70s y 80s había tanto dinero dando vueltas, que un montón de tipos se hicieron millonarios sin saber tocar un instrumento, solo por el hecho de conseguir artistas que se pudiesen vender. ¡Ahora no hay plata, se jodió toda la maquinaria! Entonces no contratan a nadie. Polygram ganaba 100 millones de dólares con el maldito Bon Jovi o con cualquier otro, y después tenían que salir a buscar a otros diez Bon Jovi más, y ahí apareció Cinderella y toda esa mierda que sonaba igual, hasta que aparecía uno nuevo. Por eso me siento tan afortunado de que, después de más de 40 años, pueda seguir haciendo esto. Lo triste es que si hoy surgiesen bandas como Judas Priest o Black Sabbath, no podrían convertirse en lo que fueron ¡Gracias internet!   

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YNGWIE MALMSTEEN – TEATRO VORTERIX – MIÉRCOLES 19 DE OCTUBRE 20 HS

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