CONCIERTOS - LIVING COLOUR EN GROOVE: Negra mi alma, negro mi corazón
En una nueva
visita a Buenos Aires, el cuarteto afroamericano liderado por Vernon Reid logró demostrar una vez más su vigencia
Ya había pasado
el show de los teloneros Habeas Pornus
(que presentaron temas de su logrado disco
debut) cuando con la puntualidad de rigor se apagaron las luces y
comenzaron los acordes de “Running wth the Devil” de Van Halen, a modo de intro para dar paso al cuarteto que subió al
escenario como si se tratara de un ensayo, contando cuatro y arrancando con “Preaching
Blues” el cover de Robert Johnson
que incluyeron en su muy recomendable último disco “Shade”.
La elección parece
algo extraña para aquellos que tienen la idea de que la apertura de un
concierto de rock debe ser bien al palo, pero “Middle Man” enseguida pone las
cosas en su lugar, mostrando por un lado el sonido (bien fuerte y poco claro,
algo que sumado a un recinto tan incómodo como Groove afectó el resultado final)
y por otro la banda: con la precisión de relojería del tándem Will Calhoun/Doug Wimbish, un Corey Glover
puro carisma y un Vernon Reid prendido
fuego desde el inicio.
“Desperate
People” y “Funny Vibe” completaron la trilogía de “Vivid” a 30 años de su
lanzamiento, para luego retomar el repertorio de “Shade” con “Freedom Of
Expression” un tema muy explícito acerca de la importancia de las libertades
individuales.
Definir la música
de Living Colour es un desafío, ya que el cuarteto puede pasar de lo pesado a
lo climático en cuestión de segundos, e incluso muchas veces dentro de una
misma canción, aunque sin nunca dejar atrás el mensaje, el cual resuena
virulento luego de la hipnótica “Wall” y el grito al unísono de “Fuck Donald
Trump”
Y si en la primera
parte del show el protagonista
de todas las miradas fue el virtuosismo de Reid, a partir de ese hermoso himno
al sentido de pertenencia que es “Open
Letter (to a Landlord)” el que se robó todos los aplausos fue Glover, con una
amplitud de registro suprema y llena de matices, amén de unos valorables recursos
escénicos .
Y luego de
“Swirl”, un interesante solo repleto de
recursos de Wimbish, llegó la última parte del show, la cual se haría presente a través de una catarata
de hits, aunque con variantes: “Glamour Boys” puso a las 1500 almas presentes a bailar, “Love
Rears Its Ugly Head” fue como un bálsamo antes de que el volumen de la guitarra
de Reid comenzara a saturar las siguientes canciones: las potentes “Elvis is Dead”
(con paso de comedia de Glover interpretando un fragmento de “Hound Dog” incluido),
“Type” (con el interludio reggae de “Police and Theves” tema que grabaría The Clash en su debut), la esperada “Cult
of Personality” y el falso cierre con la cuasi hardcore “Time's Up” sazonada
con “Sex Machine” de James Brown.
Y en el momento
en que las bandas hacen toda la parafernalia de retirarse a camarines antes de
los bises. llegó un inesperado solo de Will Calhoun que (a pesar de los
diferentes recursos utilizados), hizo bajar notoriamente la temperatura, solo
aumentada en parte por el cierre definitivo del show: una sorpresiva versión
deconstruída de “Rock N Roll” de Led
Zeppelin, para dar cierre a una noche con algunos contratiempos superados a
puro oficio y talento.
Txt: @adocarmo
Fotos: Ignacio Starópoli
Fotos: Ignacio Starópoli
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