CATUPECU MACHU - El mezcal y la cobra ( EMI 2011) ** 1/2
De lo obscuro hacia la luz, todo nuevo
Es evidente que el trágico accidente que casi le cuesta la vida al bajista Gabriel Ruiz Diaz en la madrugada del 31 de marzo de 2006 marcó el fin de la etapa clásica de Catupecu Machu, hoy convertido en el proyecto solista no oficial de su hermano Fernando, quien junto con su ahora co equiper, el tecladista Macabre es responsable absoluto de esta encarnación del grupo, más sombría y experimental, que arrancó en su anterior Simetria de Moebius (2009)
Con el debut de Agustín Rocino en la batería (amigo de la banda desde los inicios ,y que a su vez se desempeñaba como bajista en Cuentos Borgeanos, la banda de Abril Sosa, a su vez ex baterista de Catupecu), y un ya estabilizado Sebastián Caceres en el bajo, en El mezcal y la cobra prácticamente no queda nada del Catupecu que se llevaba el mundo por delante en Dale! o en Cuentos decapitados. Por más que Fernando grite a viva voz, no hay rastros de la fuerza de antaño, ni tampoco un recuerdo de las melodías que se peguen instantáneamente a las primeras oídas.
Si hay guiños al pasado, ( no solo a nivel sonido, sino también a nivel lírico) corresponden más bien a Cuadros dentro de cuadros, su disco electrónico de 2002 con sonidos sintetizados y bases que suenan artificiales y faltas de energía, como en Aparecen cuando bailamos o Baile guerrero/Golpe certero
Se reconoce la búsqueda por parte del cantante de un nuevo sonido y la firme decisión de seguir adelante luego del golpe más duro de su vida , pero aunque canciones como Musas y Cristalizado no desentonen con su viejo repertorio, y que con Metrópolis nueva logren el himno de esta nueva etapa, está claro que el viejo Catupecu terminó con El numero imperfecto (2004)
El mezcal y la cobra puede conseguirse en 3 versiones: CD, vinilo y CD/DVD con detalles sobre el proceso compositivo de la banda y el backstage de la grabación del disco
Comentarios