ENTREVISTAS - CON RICARDO TAPIA DE LA MISSISSIPPI: “EN ‘CRIOLLO’ NOS DIMOS EL GUSTO DE TOCAR TODO LO QUE NOS GUSTA”

Publicada originalmente en REVISTA MADHOUSE 

Entre cuadros de su autoría, distintos instrumentos de cuerda y varios discos de colección, Ricardo Tapia, el cantante de La Mississippi, nos recibió en su casa de Villa Urquiza -mate en mano- dispuesto a contarnos todo sobre “Criollo”, el nuevo disco de estudio del quinteto. El resultado de tanta cebada, pregunta y respuesta, a continuación.

 “Criollo” fue compuesto en el medio de giras alrededor del país. ¿Por qué decidieron hacerlo de esta manera?
“Criollo” es un disco de movimiento, de ir y venir y tiene que ver con cambiar el aire. Si no fuese por eso no hubiese sonado tan fresco. Cuando hacés un disco y no cambiás el aire, entonces suena todo igual… Nos propusimos hacer diez canciones frescas y que representaran cada uno de nuestros movimientos, por eso probamos cosas en las pruebas de sonido, poníamos un grabador sobre el teclado y cada una de esas cosas nos iba sirviendo para dejar un registro para el disco.

¿Cómo surgió el concepto de “Criollo”?
Un criollo es lo primero que uno es a la mañana en este país. Con el gusto a mate en la boca, uno ya se pone en formato de ser. Todos los que vivimos en Argentina somos criollos, los inmigrantes también. Y en todo el mundo el concepto de creole es una forma de describir la mezcla cultural que existe. Y eso me gustó, porque fue una forma de definir nuestro ida y vuelta por todo el país. Nuestra actitud es más de criollo que de porteño.

¿Cómo fue trabajar con un productor como Mariano Bilinkis que produjo a bandas con un sonido diferente a ustedes como Catupecu Machu, Las Pelotas y Diego Frenkel?
Es un tipo que tiene muy escuchado el rock alternativo moderno, pero no tanto el rock y el blues clásico. Y eso me gustó porque no tiene las manías del tipo que se las sabe todas. Eso permite un intercambio entre su conocimiento técnico -que es inmenso- con nuestro conocimiento histórico. Él aprende y nosotros también. Es un tipo que sabe mucho y le gusta aprender porque no es fácil grabar una banda que toca en vivo.


ENTRE BÚFALOS Y CRIOLLOS

Se tomaron un tiempo prolongado para lanzar “Criollo”…
Siempre que terminás un disco se te ocurre uno nuevo. Dejamos pasar un tiempo entre “Búfalo” y “Criollo” porque veníamos haciendo muchos discos seguidos y decidimos que era sano hacer un espacio, por eso hicimos “Inoxidables”(N: el disco de versiones de clásicos del rock nacional lanzado en 2015), que fue un disco muy divertido y después vino este  “Criollo” con canciones frescas, que lo podés escuchar mientras vas caminando a lo de un amigo porque dura 40 minutos, y era lo que necesitábamos.

El disco pasa por varios climas: tiene canciones muy rockeras como “La Montaña”, que suena como Deep Purple y después otras más tranquilas, como “Cuando El Corazón Te Guía” …
Es una mezcla de diferentes cosas, de momentos. También fuimos experimentando con Mariano. Cuando grabamos le ponemos a cada instrumento muchas posibilidades auditivas, muchos micrófonos y después elegimos cual de esos mezclamos. Habíamos empezado con una posibilidad auditiva, pero cuando el disco empezó a crecer cambiamos a otra más cruda, lo que hizo que volviéramos a mezclar, todo para que el disco sonara homogéneo. En este disco nos dimos el gusto de tocar todo lo que nos gusta de la música negra. Lo que aprendimos lo hicimos en diez canciones  de diferentes estilos de música negra.

¿Cómo te inspirás a la hora de componer?
A mí me influye más la forma de componer del interior que la de Buenos Aires. Yo soy de escuchar mucho las cosas al pasar y anotar en una libretita y eso a veces me sirve como frases de canciones. Por eso trato de escuchar mucho, y no solo dentro de mi cabeza. Está bueno escuchar lo que dice el otro para poder salir de uno y poder hacer canciones con palabras de otros y no ser autorreferente A uno no le pasan nunca todas las canciones. ¡Eso es una mentira inventada por Calamaro! (Risas). Como decía BB King, a todos les pasa lo mismo: toda la gente tiene dos pies, dos orejas… ¡y deudas! (Risas). Yo no creo en el artista que tiene 50 años de músico y que reclama que a la gente le gusta lo que hace y nunca lo cambió. Ese artista tiene que darse cuenta de que no es el mismo que hace 50 años. El mundo cambia y también te va cambiando la cabeza.

¿Son de disfrutar el estudio de grabación?
¡Sí! Para nosotros es una juguetería. Nos encanta, estaríamos todo el año grabando. Este disco, salvo por un par de solos, lo grabamos en vivo. Yo cantando y tocando la guitarra con la banda. Es el “Sistema Beatles”: 1, 2, 3 y a tocar. Ensayamos el tema en el estudio y cuando estamos listos para grabar hacemos tres tomas de cada tema. Hace treinta años que estamos juntos y queremos recrear ese groove de treinta años que tenemos.

Parece simple pero no lo es…
Para nada, porque implica cada vez tocar menos y escuchar más al otro. Tocamos juntos, pero no todos a la vez.

Una vez que tuvieron listo el disco, ¿les costó cerrarlo y armar el orden de los temas y el resto de los detalles?
No, nos pasó algo muy curioso porque salvo un par de canciones, este álbum tiene el mismo orden de composición de los temas. Me parece que fue evolucionando. Empezó siendo un disco clásico de Mississippi con un tema como “Odioso”, así, más rocker, pero a partir de “La Montaña”, el segundo tema, ya empezamos a abrir el sonido y hacerlo más eléctrico. Si uno le va dando colores a las cosas siente que se va renovando. La música negra tiene muchas cosas para renovar. Cuando uno ya tiene la información adentro, la puede ir renovando. La tapa es una foto sobre un dibujo mío.

POR HUMOR AL ARTE

¿Cómo es para ustedes, que son una banda clásica de álbumes, adaptarse a los tiempos de Spotify y redes sociales?
Nos resulta muy divertido. Sobre todo la posibilidad de comunicarte directamente con la gente a través de las redes. Y me gusta porque les podés sacar dudas. Ahora me pueden preguntar con qué guitarra grabé determinado tema y le contestás. Hay un dialogo totalmente diferente. Y al tener un control de la música, los músicos independientes han logrado tener una revolución tremenda y las compañías están en una situación de jaque -que se buscaron ellas- y lo digital es una caja de pandora que se abrió y nunca más se cerró.

Hace casi 30 años que están juntos, pasaron muchas cosas entre ustedes…
¡Vimos tres Papas, vimos caer presidentes, vimos nevar en Buenos Aires! (Risas)

… ¿qué es lo que tiene el núcleo de la banda para seguir juntos tanto tiempo?
El humor. Tenemos un humor obcecado, un humor interno. Salvando las diferencias, nos une el hecho del humor, como a Les Luthiers… ¡pero ellos lo comercializan! (Risas) Tenemos un humor sádico entre nosotros, no nos perdonamos ninguna. ¡Es como el primer día de clases! El día que no funcione de esa manera el grupo no va a estar más. Nos gusta girar, tocar. Venimos de una época donde el éxito es reconocimiento, que a la gente le guste tu música. Para nosotros el éxito es poder estar todos estos años haciendo lo que nos gusta sin necesidad de hacer otra cosa. No va más allá de eso. No queremos ser figuras públicas que estén en situaciones absurdas para aparecer en los medios. Nos dedicamos a hacer lo que nos gusta con la fuerza de hacer lo que nos gusta. Esa es la forma en que encaramos nuestra carrera. Y sobre todo viajando, mostrándole a la gente lo que hacemos

También se da cada uno su propio espacio para hacer sus proyectos por fuera del grupo.
Claro. Lo que hago solo no es algo que haría con la banda. Estoy grabando de a poco un disco con canciones interpretadas solo con una guitarra, la voz y un micrófono, que se va a llamar “Ricardo Tapia y Lo Mínimo Posible” e incluye milongas, blues, folk, y la idea es que sea un disco para escuchar sentado tranquilo. Solo eso; lo mínimo posible.

Retomando el tema de la trayectoria de la banda. Si tuvieses que arrancar de cero en la música pero en el contexto actual, ¿con que dificultades de la escena rockera te encontrarías?
La dificultad es la cantidad de todo. Psicoanalíticamente hablando: el deseo está superado, pero se perdió el objeto erótico del arte, que era lo que te costaba llegar a un disco, a lograr lo que te guste. Cuando ya no tenés eso al principio el problema es cuando querés hacerle entender a los demás que vos sos un genio, pero nadie se da cuenta. Es muy difícil, porque no es así la realidad. Me parece que hay muchos grupos muy buenos que llegan a hacer muchas cosas. Hay muchos grupos que no son tan buenos y tienen suerte. Y otros que no son buenos y no lo lograrán nunca. Pero la Argentina tiene mucha cantidad de músicos y eso es algo que los músicos tienen que entender, porque no hay  lugares suficientes para tanta cantidad de músicos. ¡Necesitamos más médicos! (Risas). En un estadio de 60 mil personas hay 25 mil que son músicos. ¡Es muchísimo!. Entonces lo que hay que hacer es tener un proyecto que sea diferente a todo lo demás. Hay que hacer algo singular y bien hecho. Tener la técnica y las ganas. Y ser autocrítico.


CUANDO EL RÍO SUENA, SHOWS TRAE
¿Cómo es la experiencia de un show de La Missisippi, tanto para ustedes como para el público?
Nos divertimos mucho tocando en vivo. Es como un café concert cada lugar al que vamos. Hablo mucho con la gente sobre los temas. Hace poco hicimos nuestro show número 80 en La Trastienda,  donde vamos a hacer el ciclo de presentación del disco, en un principio con dos fechas el 11 y el 18 de agosto, en diferentes formatos: uno con mesas y otro sin. Y nosotros siempre tratamos de que la gente nos sintonice esa energía. Tocamos igual para veinte personas que para veinte mil. ¡Y nos ha pasado! Una vez que tocamos en Obras, al otro día teníamos pactado un show en un bar de Flores que nos había quedado colgado, ¡y fueron seis personas! ¡Y nos divertimos mucho! En todos los formatos tratamos de buscarle la mejor forma. Como somos nuestros propios managers, cuando nos llaman para que vayamos a tocar no le decimos directamente nuestro cachet sino que preguntamos dónde va a ser, cuántas personas entran; con esos datos les hago un presupuesto acorde. Porque lo que buscamos es que a los pocos productores que hay en el interior se la hagamos fácil. Algo bien humano y sin perjudicar a nadie, más en época de crisis.

¿Cómo definís al público de la banda?
El público es tan diverso que nos permite tocar en lugares diferentes. Podemos tocar en una misma localidad tanto a la noche en un teatro, como a la madrugada en una discoteca y van dos públicos distintos. Hay un público de 50 años para arriba, otro de 35 a 42, que sería el grueso de nuestro público; y después el de veintipico hasta los más jóvenes. Y a cada uno de esos públicos los hacemos sentir cómodos. Eso nos abre un espectro diferente a otras bandas

¿Con qué se va a encontrar ese público en este ciclo de presentación de Criollo en La Trastienda?
Vamos a hacer todo el disco completo y además  una lista de temas conformada por los pedidos  de la gente a través de nuestro Facebook teniendo en cuenta que en uno de los shows el público va a estar sentado y en el otro de pie.

La pregunta del estribo: ¿qué planes hay para el futuro?
Estamos armando los festejos por los 30 años de la banda y pensamos celebrarlo en un estadio, con todos los miembros que pasaron por La Mississippi como invitados, más amigos como La Bomba De Tiempo y varios más. Pero lleva tiempo el armado así que estamos con eso y una gira por el interior y España.



ALGUNOS  TEMAS DE “CRIOLLO”, EN PALABRAS DE TAPIA

“La Montaña”: Es el que abre el disco. Fue la segunda canción que compusimos y la hicimos yendo de gira a Córdoba
 “Promesas Del Ayer”: Surgió de una persona que se le acercó a Gustavo (N: Ginoi, el guitarrista) y que dijo que lo conocía, que habían compartido cosas juntos, ¡y Gustavo no se acordaba! Así que le dijo: “ese tipo del que hablás ya no existe más”. Y eso fue a parar a la canción
“Los Caminos”: Es el tema que elegimos para cerrar el disco. Lo hicimos volviendo de Córdoba, un año después de haber empezado el proceso de composición.
“Criollo: Un folk moderno. Habla de recoger las historias en el camino y poder hacer algo con eso. A veces son solo recuerdos y a veces canciones. A mí me gusta tanto Argentino Luna como Johnny Cash. No veo una gran diferencia entre ellos, más allá de que los tipos hablen diferentes idiomas. La idea fue tratar de juntar folklore y folk.
“Cuando El Corazón Te Guía”: Está inspirada en la obra de Leon Russell (N: cantante, pianista y guitarrista norteamericano, fallecido el año pasado). Fue un placer grabar ese tema y lograr ese clima. Se la dediqué a mi mamá que siempre me decía “No hagas nada que no sea lo que te guste, porque sino vas a estar frustrado siempre”.
“Los Caminos”: Yo escucho de todo: desde Pixies hasta Bryan Ferry, y para este tema le dije a Claudio (N. Cannavo, el bajista) “La voy a Cantar estilo Bryan Ferry”, porque me gusta mucho Roxy Music aunque no tiene nada que ver con el blues.


Comentarios

Entradas populares