ADRIÁN OTERO - El jinete del blues ***
En su disco póstumo, el ex Memphis homenajea al blues nacional
Luego de su trágica muerte en un accidente de tránsito el pasado 12 de junio, nos llega el disco póstumo del ex líder de Memphis La Blusera, el segundo en su historial solista, y el que seguramente hubiese marcado su regreso a los primeros planos en cuanto a popularidad
La idea de Otero para El jinete del blues indudablemente fue homenajear al rock y al blues nacional (del que Otero fue protagonista clave desde mediados de los ochenta) con una híper prolija producción, muy buenos arreglos de vientos y su particular voz como hilo conductor.
Probablemente la conexión más grande podamos situarla en Buscando un amor, el último disco de Pappo, sobre todo por esa búsqueda definitiva de la madurez en el sonido afrontando el riesgo a la experimentación con un enfoque decididamente comercial
Pero quizás el mayor inconveniente que tuvo que enfrentar Otero haya sido la selección del repertorio: el blues no tiene demasiados exponentes de peso a nivel local, y El jinete del blues termina optando por elecciones obvias: Pappo (con demasiados temas: Desconfío; Blues local; Rock and roll y fiebre y la reversión de Juntos a la par, compuesta por su bajista Yulie Ruth), Manal (No pibe) y su propia producción al frente de Memphis (La flor más bella y La última lágrima).
Es por eso que se destacan las elecciones menos obvias: Vamos las bandas de Patricio Rey en versión big band, Me gusta ese tajo de Pescado Rabioso y Me gustas mucho de Viejas Locas.
El Jinete del blues termina, producto de las circunstancias, resultando un auto homenaje (merecido) a la trayectoria de uno de los íconos más representativos del género, a nivel local.
Luego de su trágica muerte en un accidente de tránsito el pasado 12 de junio, nos llega el disco póstumo del ex líder de Memphis La Blusera, el segundo en su historial solista, y el que seguramente hubiese marcado su regreso a los primeros planos en cuanto a popularidad
La idea de Otero para El jinete del blues indudablemente fue homenajear al rock y al blues nacional (del que Otero fue protagonista clave desde mediados de los ochenta) con una híper prolija producción, muy buenos arreglos de vientos y su particular voz como hilo conductor.
Probablemente la conexión más grande podamos situarla en Buscando un amor, el último disco de Pappo, sobre todo por esa búsqueda definitiva de la madurez en el sonido afrontando el riesgo a la experimentación con un enfoque decididamente comercial
Pero quizás el mayor inconveniente que tuvo que enfrentar Otero haya sido la selección del repertorio: el blues no tiene demasiados exponentes de peso a nivel local, y El jinete del blues termina optando por elecciones obvias: Pappo (con demasiados temas: Desconfío; Blues local; Rock and roll y fiebre y la reversión de Juntos a la par, compuesta por su bajista Yulie Ruth), Manal (No pibe) y su propia producción al frente de Memphis (La flor más bella y La última lágrima).
Es por eso que se destacan las elecciones menos obvias: Vamos las bandas de Patricio Rey en versión big band, Me gusta ese tajo de Pescado Rabioso y Me gustas mucho de Viejas Locas.
El Jinete del blues termina, producto de las circunstancias, resultando un auto homenaje (merecido) a la trayectoria de uno de los íconos más representativos del género, a nivel local.
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