Cine en Cartel:
Zodíaco (David Fincher): la sexta película de este director se destaca primeramente por su notorio cambio estilístico. Fincher fue siempre un efectista, capaz de pasar por alto las reglas del verosimil de la saga del octavo pasajero(Alien 3), centrar un policial en la morbosidad de los crímenes(Pecados Capitales), juguetear con el fascismo, la estetica clipera -de la que proviene- y las vueltas de tuerca forzadas -¡que combinación!- (El club de la Pelea), y elevar al máximo el nivel de paranoia(The Game, sin duda su mejor film). Con La habitación del Pánico, bajó los decibeles para homenajear a Hitchcock, con resultados dispares aunque esperanzadores. Zodíaco lo llevó a la alfombra roja del Festival de Cannes y obtuvo sorpresivamente cierto consenso crítico. Es un film clásico estéticamente, pero moderno en su desarrollo dramático. La historia real del asesino serial homónimo que quedó sin resolución le permite al director hacer hincapié en los trastornos psicológicos de quienes se adentran en los enigmas del caso policial: un historietista(Jake Gyllenhaal), un periodista(Robert Downey Jr.) y un policia(Mark Ruffalo). El elenco está plagado de estrellas de segunda o tercera línea(Chloë Sevigney, Brian Cox, Elias Koteas, Dermot Mulroney, Philip Baker Hall, Clea DuVall, entre tantos) que -arriesgo- parecen haber advetido que se trataba de la primer "película seria" de David Fincher y quisieron figurar por prestigio, como pasaba en las últimas películas de Altman y sigue pasando con Woody Allen. Y evidentemente no se equivocaron. Se nota que este es un Fincher domesticado, como lo era el Raimi de Un plan Simple. Zodíaco es una película fríamente calculada, incluso en su innecesaria duración de 158 minutos, y los resultados son tan poco estimulantes que uno llega a preguntarse si no era preferible el cancherismo sensacionalista de su etapa previa. En un momento hay un plano del libro sobre el caso en una librería: es un ladrillo que uno intuye que tiene como mínimo 500 páginas. La película insiste tanto en los datos de la causa que da la impresión de que el guionista no dejó una sola hoja del libro fuera de la adaptación. En medio de una puesta en escena que confunde clasicismo con mutismo, destacan los momentos en los cuales el director se sale del libreto y se permite jugar con el paso del tiempo (en la elipsis que muestra aceleradamente la construcción de un edificio) o con la paranoia (la escena del sótano cerca del final). Zodíaco es la versión light y despersonalizada de un director que, más allá de sus grandes y numerosos errores, siempre fue todo lo opuesto. Algo así como una atajada para la foto.
Comentarios