Enemigos públicos (Michael Mann):

La nueva película del director de El Informante, Miami Vice y Colateral, retrata las aventuras de John Dillinger (Johnny Depp) y sus compañeros durante sus grandes asaltos en la época de la Gran Depresión, y los esfuerzos del agente Mervin Purvis (Christian Bale) para detenerlo, a las órdenes de un joven y ambicioso J. Edgar Hoover (Billy Crudup).

Filmada en digital, con bastante cámara en mano y los típicos tonos azules y verdes a los que Mann nos tiene acostumbrados, la película brilla en las escenas de acción, dotadas de emoción y sensación de realismo por igual, como era de esperar en una película del director de Fuego contra Fuego (recordar aquel descomunal tiroteo en plena calle a la salida del banco). Aquí hay una secuencia de escape en una cabaña que es verdaderamente atrapante.

Pero los problemas surgen cuando Mann detiene el ojo de la cámara sobre los personajes, en particular cuando se dedica a narrar la historia de amor entre Dillinger y Billie Frechette (Marion Cotillard). Ya que citamos Fuego contra Fuego, digamos que la relación tiene los mismos problemas que la que intentaba llevar adelante el personaje de De Niro en aquella. Un buen fugitivo debe estar siempre preparado a dejarlo todo y huir, incluso su mujer. ¿Pero qué ocurre cuando, parafraseando a Tanguito, el amor es más fuerte? Más allá de la respuesta, Mann no encuentra nunca la intensidad buscada para que comprendamos que ese amor vale la pena ser conservado. Tampoco logra insuflarle la fuerza suficiente al rival de Dillinger, el agente llamado a eliminar a los ladrones épicos de la Norteamérica profunda. Christian Bale no desentona pero el personaje no tiene vuelo propio, más allá del ya gastado profesionalismo y la obsesión empática por su presa.

Debido a estas debilidades, las dos horas y veinte minutos que dura Enemigos Públicos se hacen demasiado largas, y un poco de síntesis da la impresión de que hubiera hecho de este film un entretenimiento llevadero, aunque fallido. Siempre es interesante ver un largometraje de Mann, todos muy personales, con temas recurrentes y virtudes narrativas innegables, pero últimamente parece estar perdiendo el rumbo.

La clave puede estar en la construcción de los personajes: Mann acostumbra a mostrarnos siempre dos protagonistas contrapuestos, que tiene similitudes (la marginalidad y la soledad, principalmente) pero ocupan lugares opuestos en el esquema social. Y cuando mejor funciona esta pareja protagónica, mejor le va al film, ya que esta dupla está en el centro de la potencia narrativa de sus historias. Del lado de las mejores podemos incluir al policía y el ladrón de Fuego contra Fuego, al periodista y el entrevistado de El Informante, al policía y al asesino de Cazador de Hombres (pequeña gran película poco reconocida que incluye la primer aparición de Hannibal Lecter, antes incluso de El Silencio de los Inocentes) y entre las últimas, al taxista y el asesino a sueldo de Colateral. Pero esto no sucede en Alí (donde prácticamente no hay antagonista) o en Miami Vice, ni tampoco, más allá del talento de Depp y Bale, en Enemigos Públicos. Habrá que conformarse con recordar las escenas de tiroteos y esperar a que el próximo Mann esté a la altura de las expectativas que se merece.

Trailer subtitulado de Enemigos Públicos:

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