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- Scoop (Woody Allen): el regreso de Woody -luego de la repuntada de Melinda & Melinda y Match Point- a la comedia más liviana, deja dudas sobre esta nueva etapa del director newyorkino. Esta versión inglesa de Allen no difiere demasiado de La maldición del Escorpión de Jade o Ladrones de Medio Pelo, películas agradables por su ligereza, con algunos chistes efectivos, pero que evidencian una franca decadencia del cine del autor, ya harto reiterativo aún en los pequeños detalles. Otra vez la magia de por medio, la muerte interviniendo en la realidad, el esquizofrénico personaje del director repitiendo viejas taras y un elenco estelar de actuaciones a media máquina, tratando de adaptarse al estilo alleniano. Scoop se deja ver con facilidad pero no sorprende nunca: el único cambio sostenido en el tiempo parece ser cierta prolijidad en la forma que antes parecía vencida ante el desgano del director. Seguimos esperando que a Allen le llegue la sabiduría de la vejez, como suele pasar con los grandes maestros del cine, que en sus últimas películas nos regalan un último aliento de cine vivo, renovador.
- Transamérica (Duncan Tucker): otra de cine independiente americano sobre familias disfuncionales, que en este caso llega casi al absurdo en su planteo inicial: se trata de un transexual a punto de operarse para cambiar su sexo que es obligado por su sicóloga -quien otorga el permiso para tramitar la operación- a buscar a su hijo taxi boy y drogadicto y reconciliarse con su pasado heterosexual y sus lazos familiares. El gran acierto de Tucker está en el tono agridulce, despojado de sentimentalismo, que jamás juzga ni predica. El humor sobrevuela esta road-movie sin tomar nunca el protagonismo, apareciendo justo a tiempo para contener el dramatismo de las situaciones. Con buenas actuaciones y la calma necesaria, el director lleva el relato a buen puerto sin mayores traspiés. El mejor ejemplo lo encontramos en el personaje de la madre y abuela de los protagonistas: de valores tradicionales, hace su aparición en la historia para criticar por derecha a su hija devenida en hijo, pero sus acusaciones se desvanecen cuando se entera de que tiene un nieto, transformándose en la abuelita más amable que uno pueda imaginar. La sensibilidad justa sigue siendo el sostén principal de este cine independiente americano, que tiene mucho más de americano que de independiente, con su retrato de la norteamérica rural y pueblerina como fondo ineludible.
- Vuelo 93 (Paul Greengrass): grata sorpresa. Una película sobre el 11 de septiembre que no es ni patriotera ni sensiblera ni otra ...era semejante. Greengrass se asienta como artesano del cine de género (también dirigió la efectiva La Supremacía de Bourne, secuela de Identidad Desconocida, con Matt Damon) con esta película que parte de la poca información disponible sobre el avión que cayó a tierra antes de estrellarse contra el Capitolio de Washington y rellena los puntos oscuros con creatividad e imaginación. La película apela a un registro casi documental para eliminar todo lo posible la narración dramática habitual. No hay héroes individuales destacados, ni estrellas que distraigan. Algunos de los actores secundarios son los protagonistas del hecho real o trabajan de lo mismo que su personaje, con lo cual prácticamente se representan a sí mismos. La música está utilizada con suma prudencia para no potenciar nunca la sensibilidad de las escenas. Todo está pensado para evitar cualquier golpe bajo o prédica nacionalista. La película arranca con el inicio de la crisis desde las torres de control aéreo y las bases militares y se queda allí durante largo rato haciéndonos olvidar por un instante de que estamos ante una película de suspenso sobre un avión secuestrado. Cuando la narración termina de acomodarse en el interior de la nave, el clima ya está creado para que suframos la intensidad emocional que supone que estos pasajeros comunes y corrientes tomen la decisión de confrontar a los secuestradores ante la evidencia de que pronto acabaran estrellados contra un edificio. Con cámara en mano, planos rápidos y cerrados y mucha precisión en el montaje de las imágenes, Greengrass crea la tensión necesaria. El climax no tiene desperdicio. Hay que ver para creer lo que a logrado este humilde director: hacer la mejor película posible sobre el 11 de septiembre de 2001. Ni más ni menos.
Comentarios
Lamentablemente, hoy su nivel ha bajado mucho...
Saludos!
dos cositas :vi dos referencias a xtc mi banda preferida y me alegré .
la otra:la cita a la revista la garcia, con eso de olor a porro y todo eso no me gusta ,porque la revista era medio garcha.
un saludo
Un abrazo y gracias de nuevo por tomarte todo este tiempo, realmente lo valoramos mucho
Saludos!
También conozco a XTC, che!
Villa: Me gustaría saber con detalle por qué una de tus pelis favoritas es Blue Velvet, es muy citada en algunos libros que tengo.
Saludos!