DREAM THEATER - 03/03/08 – Estadio Luna Park - ****

Movimiento constante

El gesto se repetía automáticamente luego de cada uno de los temas: me ponía de pie, movía la cabeza en señal de asentimiento y aplaudía hasta que la banda arrancaba con la siguiente canción. Es que francamente lo de estos tipos es alucinante. Dentro del amplio mundo del rock, existen dos tipos de bandas: las que son pura potencia (caso AC/DC o Motorhead) y las que son puro virtuosismo (Yes o Rush). Dream Theater desde su comienzo fue una bande DE y PARA músicos, lo que la ubicaría del lado de las bandas virtuosas, con temas largos, estructurados y múltiples solos. De todos modos, sobre todo en vivo, la banda de New York también distorsiona las guitarras, machaca con el doble bombo y se convierte en una maquina pesada por demás

Atrapados en la red
Apenas pasada la hora pactada, se apagaron las luces y la banda arrancó con Constant motion, de su ultimo disco de estudio Systematic chaos. De entrada se percibió que el sonido del Luna Park, dista de ser ideal y que la banda sonaba más poderosa de lo esperado. Una de las cosas que diferencia a Dream Theater del resto de las bandas es la arquitectónica perfección (en la vena de Pink Floyd, una de sus grandes influencias) con la que encaran sus shows.
Si bien el set se concentro en su ultimo disco (con Forsaken, Dark eternal night y In the presence of enemies para el final), hubo lugar para el repaso de todas las épocas, sobre todo las de Awake (con Erotomania/Voices;) e Images and words (Take the time) aunque se extrañaron los hits Pull me under y Caught in a web y algún que otro cover sorpresa

Tomar el tiempo
La avallasante potencia del líder Mike Portnoy en la batería (impresionante demostración de técnica), la solidez de John Myung en el bajo (solo un oriental puede combinar esa destreza animal en su instrumento y una calma zen en su persona), todo el virtuosismo de John Petrucci (con hinchada propia) en la guitarra y el talento que demuestra en cada acorde el tecladista Jordan Rudess arman como una especie de Dream team dentro de la música pesada, tanto que un muy buen cantante como James La brie debe quedar relegado a un segundo plano ante tanta pirotecnia instrumental
Solidez, virtuosismo, poder, melodía. Todo en su dosis justa. A veces, eso es más que suficiente

Ale Do Carmo

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