DIVIDIDOS - "Haciendo Cosas Raras" (La Calandria 2018) ****
Cuando tras el luto por la muerte de Luca Prodan y el último
show de Sumo en el verano de 1988, Ricardo Mollo y Diego Arnedo se quedaron
solos en la que solía ser la sala de ensayo de la banda en El Palomar, tomaron una
decisión que marcaría el rumbo de sus carreras: dividieron la habitación a la
mitad con una tela y siguieron adelante componiendo con una máquina de ritmos.
Y si bien la tercera pata del grupo llegaría unas semanas después, con la
incorporación del baterista Gustavo Collado (que venía de los post punk La
Sobrecarga), esa hermandad unida por la voluntad de seguir adelante continuaría
por las siguientes tres décadas.
El sorpresivo anuncio de la regrabación de casi toda la
discografía del grupo (a excepción de “Amapola del 66”) obedece principalmente
a aspectos legales (específicamente a la recuperación de los derechos editoriales de las
canciones, las cuales en la mayoría de los casos pertenecen a las compañías
discográficas y no a los artistas), pero sirve también como repaso de la obra del trío, esta vez con Catriel Ciavarella en batería
El primer trabajo en la lista de regrabaciones es entonces “40 Dibujos Ahí en el
Piso” de 1989, el único disco con Collado en la banda, y precisamente el sonido ochentoso de su batería era uno de los vínculos más grandes que el trío tenía en ese momento con su ex
banda. Es que los once temas originales parecían estar a medio camino entre el
espíritu de Sumo que se resistía a morir y la futura Aplanadora del Rock And
Roll que todavía no empezaba a nacer.
Este “Haciendo Cosas Raras” (rebautizado para evitar
litigios legales) pone las cosas en perspectiva y los cambios se ven ya con el
primer tema del tracklist: “Los Sueños y las Guerras”, que pasó de estar a la
mitad del disco, a marcar la apertura de esta nueva edición, mostrando la intención
de este actualizado registro: un sonido limpio, con la guitarra en primer plano
y una cercanía más firme con el audio clásico del trío.
Lo mismo ocurre con los tres temas más emblemáticos: “Che
que esperas” que suena más potente y mejor cantada; “La Mosca Porteña” con un mayor protagonismo
de los punteos hendrixianos de Mollo y una
base más concisa; y “Haciendo Cosas Raras” el primer hit y primer corte, esta vez con
Catriel comandando a la banda desde el taburete, unas guitarras con más brillo y un Mollo
que recupera su rol de cantante sin necesidad de imitar a Luca como en el original
Pero quizás lo más interesante para el seguidor acérrimo de
la banda sean los temas menos difundidos que se ven beneficiados por el cambio: “Un montón de Huesos” que gana con la pérdida del sonido ochentoso, la
eliminación de los vientos y la
incorporación de un audio más sanguíneo; “Los Hombres Huecos” que pasó de ser
un tema bailable a una zapada rockera; y la versión de “Light My Fire” de The
Doors, donde Mollo ahora canta en inglés y no en ese dialecto sanateado de la
original.
De todos modos la frutilla del postre resulta la nueva versión de “La Foca” ahora con letra y renombrada “Caballos de Noche”, que bien podría marcar la pauta de como sonaría un nuevo disco de estudio del power trío.
De todos modos la frutilla del postre resulta la nueva versión de “La Foca” ahora con letra y renombrada “Caballos de Noche”, que bien podría marcar la pauta de como sonaría un nuevo disco de estudio del power trío.
En definitiva, si el objetivo de estas cosas raras es actualizar el sonido de una obra a la actualidad del
grupo, está más que cumplido y ahora
solo resta esperar que el resto del experimento esté a la altura de la
trayectoria de una de las bandas más importantes del rock vernáculo.
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