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A 20 AÑOS DE CROMAÑÓN: «EL MALDITO ROCK» Y UNA INVESTIGACIÓN SOBRE LA GÉNESIS DEL ROCK BARRIAL


¿Cómo una música que produjo un cambio cultural a nivel mundial, pudo ser el eje de una de las tragedias más nefastas de la Argentina? ¿Cómo un estilo que pregonó la libertad, se opuso al autoritarismo y combatió las injusticias, pudo truncar la vida de 194 personas que iban a ver a uno de sus artistas favoritos? Luego de más de dos décadas de concurrir a recitales de rock, aún recuerdo mi mirada atónita frente al televisor la noche del 30 de diciembre de 2004 no pudiendo creer que lo que debió haber sido una fiesta terminó en tragedia, llevándose la vida de 194 personas que lo único que querían era disfrutar de su banda favorita. Con la futbolización del rock y la cultura del aguante como ejes de los códigos del llamado Rock Barrial, en 2015 comencé una investigación que me permitiese entender culturalmente el ritual bengalero que desencadenó la tragedia no natural más grande de nuestra historia.

«Si grita pidiendo verdad en lugar de auxilio. Si se compromete con un coraje que no está seguro de poseer. Si se pone de pie para señalar algo que está mal, pero no pide sangre para remediarlo,
entonces es rock and roll»
Pete Townshend (The Who)

¿QUÉ ES «EL MALDITO ROCK»?

El resultado fue “El Maldito Rock : como trató el diario Clarín el fenómeno del rock barrial pre Cromañón (1994/2004)» publicada como Tesina de Grado de la Carrera de Ciencias de la Comunicación Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. El recorrido de la investigación comienza con los primeros albores del género en nuestro país, la formación de los primeros grupos y los primeros éxitos autóctonos, pasando sobre todo por los diferentes cambios en los comportamientos del público (sentados hasta principios de la década del 80, de pie luego del regreso de la democracia, saltando, bailando y “pogueando” a partir de los 90s), incluyendo la relación entre los nuevos códigos rockeros con los viejos hábitos tribuneros del futbol, desembocando en el llamado “rock barrial”. Ahí es precisamente en donde comienza el análisis del corpus, que abarca todas las referencias a “lo barrial” dentro del rock en el diario Clarín, desde una década antes de la tragedia (1994) hasta el triste 30 de diciembre de 2004, analizando causas y consecuencias.

¿Cómo reflejó Clarín (y en especial su suplemento insignia de cultura joven, el Si!) el surgimiento y el posterior desarrollo del rock barrial antes de la Tragedia de Cromañón? ¿Cómo tomaban sus periodistas el aumento en la cantidad de bengalas y elementos de pirotecnia en los recitales? ¿Cómo se mostraba la influencia de “la cultura del aguante” dentro de algunas de las bandas más convocantes de la escena rockera a partir de la segunda mitad de la década del 90? En definitiva, ¿cómo trató Clarín el fenómeno del rock barrial antes de la Tragedia de Cromañón? 

“Adentro queda un cuerpo. La bengala perdida se le posó, allí donde se dice gol”.

LUIS ALBERTO SPINETTA – «La Bengala Perdida» (Del disco «Tester de Violencia» 1988)

CONCLUSIONES Y DIAGNÓSTICO.

Como resultado de la investigación, pudimos concluir que el rock stone entre 1994 y 1997 se convirtió en barrial. Como se fueron despegando cuatro bandas que compartían publico e influencias (La Renga, Viejas Locas, Los Piojos y Los Caballeros de la Quema) y sobre todo, a medida que iban ganando en convocatoria, como su público iba adoptando cada vez más elementos del ámbito futbolístico y enarbolando una violenta cultura del aguante

En la etapa que va desde 1998 a 2000 la futbolización del rock se hace mas presente y el diario llega incluso a realizar las crónicas de algunos de los shows como si se tratasen de partidos de futbol, con varias alusiones deportivas. Asimismo se realizan informes que demuestran como algunas bandas se movían de la misma forma que los clubes de futbol con sus barras: favores (pases gratis y accesos a la intimidad de la banda) a cambio de aguante. A medida que La Renga y Los Piojos (y en menor medida Los Caballeros de la Quema y Viejas Locas) van creciendo en convocatoria, los shows se van haciendo más masivos y los riesgos cada vez mayores Es acá donde los disturbios provocados por el público son cada vez más grandes, llevando a la muerte de un espectador en el show de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota (incidiendo en el próximo final de la banda) que hace que sean los mismos espectadores los que comiencen a quejarse sobre la falta de seguridad en los shows.

Para el ultimo periodo analizado antes de la tragedia (2002 – 2004), Clarín empieza a mostrar una cierta saturación del género, a la vez que postula el Dogma Rocker Argentino, especie de reglamento del rock barrial vinculado al aguante, en donde se aprovecha para marcar las contradicciones de artistas que, a pesar de vender cientos de miles de discos, buscan mostrarse ante su público fieles a sus raíces. A nivel artístico, con la confrontación sónicos vs. chabones (o alternativos vs. barriales) el diario comienza a marcar un fin de ciclo y un agotamiento de la primera camada de bandas del género, lo que les daría un mayor espacio a una nueva generación de bandas barriales: Mancha de RolandoLa 25 y Callejeros.

Durante esta última etapa del análisis, el diario reflejó el crecimiento de los festivales masivos, lo que postula una nueva situación dentro del rock local: ya no son solo las bandas más convocantes las que tocan en estadios, sino que los festivales ponen al alcance de bandas de mediana convocatoria la posibilidad de mostrar su música al aire libre. Con el consecuente protagonismo de las bengalas.

Luego de producida la tragedia, en “¿Cómo Seguir?” la editorial escrita por José Bellas y Nicolás Artusi que funciona como la palabra oficial del suplemento ante los hechos, se intenta buscar un nuevo comienzo. Los periodistas buscan dejar atrás la idea de culpa colectiva que engloba a los distintos sectores involucrados en la tragedia: las bandas que apelaban a la pirotecnia como recurso de vinculo con sus seguidores, los productores encargados de la organización y seguridad de los shows, los fanáticos que, siguiendo la lógica de La Cultura Del Aguante, buscaban ese sentido de pertenencia en el medio de una de las crisis económicas más grandes de los últimos años, los elementos de control del estado que estuvieron ausentes y también la prensa que (como vimos en el caso de Clarín) tardó en descubrir la peligrosidad de la futbolización en el rock, mencionándolo como hecho decorativo y anecdótico.. Fueron todos estos factores los que desencadenaron la tragedia, marcando quizás el ejemplo más crudo de poner el cuerpo y morir en el intento. Todo en el nombre del rock and roll.

Podés descargar gratuitamente «El Maldito Rock» en formato PDF acá


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