BAFICI: 25 / 100

Film-Song estuvo presente en el Festival de Cine Independiente de Bs. As. Nuestro crítico vió 24 películas y se hizo lugar para cubrir un estreno comercial. A continuación un resumen de todas las películas en el orden en que las vió. El festival ofrecía cerca de 500 films incluyendo los cortometrajes, lo que hace difícil hacer un balance. Nuestro crítico musical prometió la mirada rockera sobre Punk: Attitude y Metal: A Headbanger´s Journey. Pero invitamos a los visitantes que hayan visto otros largometrajes a que sumen sus opiniones para abarcar todo lo que podamos del BAFICI 06.

A SIDE, B SIDE, SEASIDE(Win Chiu Chian): Dos historias paralelas apenas se cruzan en esta película de viajes adolescentes que convergen en una isla de China. Un grupo de chicas que inician esta conflictiva etapa y una muchacha a punto de dejarla. Y el cine, que aquí toma la forma de una puesta en escena desprolija, un leit motiv musical insoportable y poca profundidad en los personajes. Solo una escena de un beso lésbico no correspondido provoca cierto interés. Pero el director parece más preocupado en las cosas que las chicas dejan atrás que en las que buscan hacia delante. Esta melancolía se retrata con la reiterada observación de objetos que se sueltan (una pelota de baloncesto, un uniforme escolar), y en su persistencia en este simbolismo de la pérdida la película encuentra su estado crónico: la inmadurez.

THE WILD BLUE YONDER(Werner Herzog): o como hacer una película de ciencia ficción con un actor de ojos desquiciados, una grabación de la NASA que muestra la rutina de los tripulantes de un viaje espacial y otra de unos buzos sumergidos en las profundidades de un mar helado observando su flora y su fauna. Herzog se renueva para encantarnos con las mismas inquietudes de siempre. La mística de la naturaleza en los confines del mundo, y el hombre desafiándola. Cine fantástico contemplativo. Puede que, como sugiere esta historia, el mundo se acabe pronto: pero los films de Herzog trascenderán la catástrofe.

PUNK: ATTITUDE(Don Letts): el director de The Punk Rock Movie organiza una numerosa serie de entrevistas que recorren las fuentes, el desarrollo y las consecuencias del Punk. Elige no mostrar más de diez segundos de cada canción de los shows que se ven en la película y tiene la lucidez suficiente como para dar más lugar a los narradores más cautivantes o entretenidos, sin importar el lugar que hayan ocupado en la historia del rock. Tiene también la virtud de detenerse en bandas poco recordadas de la época y la sencillez y transparencia para mencionar en el título su poco ambiciosa pero certera tesis documental: el Punk es una actitud.

ME AND YOU AND EVERYONE WE KNOW(Miranda July): esta joven actriz, guionista y directora logra lo que tantos han intentado y fracasado: darle al nuevo género “Sundance” (películas de las que gusta premiar Robert Redford en su Festival “Independiente” –el entrecomillado es mío-, con personajes disfuncionales de la Norteamérica suburbana luchando por estabilizarse en los márgenes del american way of life) un valor agregado que proviene de una mirada personal, aguda y sensible, que en el caso de July abreva en la estética del performance y en una subversión de la moral paranoica y pacata de la sociedad americana. Ver a un niño de siete años tener sexo on-line en una escena digna de South Park y luego encontrarse en un parque con su “pareja sexual” sin que esto termine en un crimen puede ser una de las experiencias más renovadoras que haya dado el cine americano en los últimos años.

MASTERS OF HORROR - CIGARETTE BURNS(John Carpenter): y sí, en un ciclo de “Maestros del Horror” de 13 episodios de una hora producidos para la televisión, John Carpenter no podía estar ausente. De la misma manera que si el conjunto se hubiera llamado “Maestros del Cine”. Este mediometraje sobre un film maldito que provoca estallidos de violencia en los espectadores es una de las mejores películas del Festival. Carpenter –a diferencia de Joe Dante- sigue creyendo (sabiendo) que el cine fantástico está vivo, que se puede tensar el sistema nervioso de la platea a base de sugestiones y aún así hablar del mundo, del cine y de sí mismo sin se redundante ni paródico. En Cinéfilos a la Intemperie, Roberto Pagés habla de cómo Hitchcock nos hacía partícipes –en Cortina Rasgada- de un cruel asesinato, mostrándonos que ese costado asesino formaba parte de nuestro ser. John Carpenter nos dice que el cine es un arma, y en buenas manos, nos puede llevar al asesinato. ¿Nos estará diciendo también que el cine americano es otra forma de terrorismo? Como sea, Carpenter sigue siendo un guerrillero.

THE ARISTOCRATS(Paul Provenza): numerosos comediantes contando un mismo chiste durante hora y media. Dicho así parece inaguantable, pero este documental es una película libre, profunda e hilarante. El chiste en cuestión tiene un principio y un final fijos, y el resto es librado a la improvisación del humorista, apelando a las formas más groseras de combinar el incesto, lo escatológico y hasta el asesinato. Así, a la manera del buen jazz, The Aristocrats encuentra en el humor una vía de escape a la censura y la hipocresía. Un cine de palabras provocadoras, de reflexiones teóricas y carcajadas incontenibles, de esas que provienen de lo más profundo del ser, ahí donde gobierna la oscuridad.

MASTERS OF HORROR – HOMECOMING(Joe Dante): los muertos vivos regresan de nuevo, está vez para votar en contra de Bush en las próximas elecciones. Si Dante puede ser considerado “Maestro del Horror”, no es aquí donde lo justifica. Los muertos vivientes abandonan el cine fantástico para entregarse a la propaganda anti-bush estilo Michael Moore: algo de humor, discursos antibélicos y pocas ideas políticas para contrarrestar lo que se critica. Lo dice el muerto-parlante: “Votaremos a cualquiera que termine con esta guerra”. Algunos chistes funcionan, pero la explicitud del mensaje agota el disfrute mucho antes de que concluyan los sesenta minutos. ¿Está diciéndonos Dante –como parece decir todo Hollywood en estos días- que el cine debe suspenderse dejando lugar a la urgencia de una reacción política? ¿Se trata de una mirada pesimista sobre el género que admite que el horror real ha vuelto obsoletas sus ficciones? ¿O hay algo de desgano y rendición a la moda del cine de terror cómico revisionista y el cine de denuncia? Como sea, sorprende en un director que supo formular el más sutil y corrosivo relato antibélico en esa película infantil sobre muñecos llamada “Pequeños Guerreros”.

CRYING FIST(Ryo Seung-wan): un ex boxeador encarnado por el actor de Old Boy se gana la vida prestándose de “bolsa de arena humana” para que los transeúntes descarguen su tensión cotidiana. Un joven delincuente sobrevive en la cárcel participando del equipo de boxeo. Esta premisa interesante se diluye en el relato convencional de las dos historias paralelas que inevitablemente –después de mucha sensiblería- convergen en la confrontación final. Especie de Rocky coreana por partida doble, se salva del olvido por una buena actuación protagónica, pequeñas dosis de humor estilo Kitano y algunos aciertos de composición audiovisual, en particular la musicalización de una pelea con un trepidante solo de batería.

STEPHEN TOBOLOWSKY’S BIRTHDAY PARTY(Robert Brinkmann): al señor del título nadie lo reconoce por la calle, pero participó como actor de reparto en unas 150 películas hollywoodenses, entre ellas esa obra maestra llamada Hechizo de Tiempo, en la que interpreta al vendedor de seguros que Bill Murray se cruza en ese interminable “Día de la Marmota”. Resulta que el tipo es un gran narrador de anécdotas e historias, derrocha simpatía y ha vivido experiencias excepcionales, de las buenas y de las malas. Y este director tiene la generosidad suficiente para documentar uno de sus cumpleaños y permitirnos estar entre sus invitados (al lado de, entre otros, la hermosa Mena Suvari). Esta rareza apasionante sobre el narrador que hay en cada uno de nosotros solo podía verse en el BAFICI. Como en The Aristocrats, el recurso principal es la palabra, pero la composición corporal del intérprete y la puesta en escena del director son un aporte imprescindible. Cine marginal pero tan entretenido y emocionante como una película comercial. No se va a estrenar nunca, pero los pocos que puedan verlo ya nunca serán indiferentes a las apariciones de Stephen Tobolowski en las películas en las que participe. Un tipo al que cualquiera quisiera tener como amigo.

DAVID HOLZMAN’S DIARY(Jim McBride): Hoy el documental resurge afirmándose como ficción de lo real, pero en 1967, cuando Jim McBride(Bolas de Fuego) hizo este film con solo U$S 2.000 y los restos de fílmico de las películas en las que trabajaba como camarógrafo, el “cinema verité” buscaba captar la verdad a 24 cuadros por segundo. Este falso documental que se nutre de las influencias de la “Nouvelle Vague” fue una respuesta a ese movimiento. Hoy puede considerarse un adelantado en la aceptación de que el documental cinematográfico no puede eludir el filtro de una puesta en escena que, inevitablemente, ficcionaliza todo lo registrado.

CINÉFILOS A LA INTEMPERIE(Carlos O. García y Alfredo Slawtzky): este documental es de una precariedad técnica difícil de tolerar en un cine, pero si uno –a fuerza de mucha voluntad- puede olvidarse de las condiciones de la imagen y el sonido, lo que queda es un registro de las reflexiones de algunos de los críticos y cinéfilos más lúcidos de los ochenta. Roberto Pagés (un Cassavettes porteño), Jorge Acha, Sergio Wolf y Jorge García, entre otros, opinan sobre cinefilia en los albores de la década menemista que mudará los cines a los shoppings, entrevistados por el fallecido Rodrigo Tarruella –a quién está dedicado este film-, uno de los mejores críticos del país, un ejemplar inigualable de esa raza que la película intenta retratar.

LE DOMAINE PERDU(Raoul Ruiz): Nacido chileno y radicado en Francia, Raoul Ruiz es un veterano director que recién ahora alcanza un merecido reconocimiento internacional. Ruiz domina el lenguaje del cine como si lo tuviera amaestrado y ante cada estreno de sus películas uno no exagera demasiado si se ve tentado a gritar: “obra maestra”. Especie de David Lynch anestesiado, Ruiz trabaja sobre el tiempo y el espacio, uniendo mundos paralelos que se tocan en más de un punto pero nunca se reconcilian completamente. En este caso se apropia del film de época para reflexionar sobre la historia chilena de la mano de dos aviadores que descubren una ciudad fantasma. Decir más en estas líneas es extremadamente difícil y arruinaría el placer de experimentar en carne propia el complejo entramado narrativo con que el director nos atrapa en su imaginación. Según se comentaba en el diario del BAFICI (Sin Aliento), Ruiz sueña literalmente las escenas antes de filmarlas. Ver para creer.

LINDA LINDA LINDA(Nobuhiro Yamashita): hay que darle muchas vueltas a la palabra “independiente” para poder encuadrar esta película dentro de este Festival. Será de bajo presupuesto, pero no se aleja de las convenciones de películas de iniciación adolescente en su vertiente rockera. Dicho esto, Linda Linda Linda es uno de los temas más contagiosos que escuché en los últimos años y una de las películas más redondas de este BAFICI. El punk pop interescolar de esta proto-banda de japonesitas con líder coreana “funciona a muchos niveles” (Homer dixit): tiene un guión ajustado que explota correctamente las relaciones entre los personajes, una estructura formal poco arriesgada pero efectiva y una mirada desprejuiciada sobre el rock y la adolescencia, resumida en el cover de The Blue Hearts, título y corazón de esta película: un punk furioso y sentimental en la voz perfecta de la protagonista.

BROKEN FLOWERS(Jim Jarmusch - Estreno Comercial): un paréntesis en el BAFICI provocado por la desilusión de perderme Permanet Vacation (la ópera prima de Jarmusch) que se proyectaba en el festival. JJ retoma la estructura episódica de Coffe & Cigarettes, pero aquí cohesionada por la búsqueda del protagonista (Bill Murray, con la sequedad melancólica de siempre) de la madre de un supuesto hijo suyo que andaría buscándolo. BM visita una a una a sus ex parejas pero las viñetas no logran ser lo suficientemente atrapantes ni divertidas como para sostener el interés de un recorrido tan sutil que roza la banalidad. Sin embargo, la siempre perfecta composición de Murray, el retrato cálido e intimista de los más pequeños personajes (la florista, la secretaria, “Lolita”) y una última secuencia donde todos los errores se corrigen y Jarmusch encuentra el tono adecuado, hacen de Broken Flowers un film agradable, aunque algo decepcionante. Algo permanece en la retina del espectador después de haber visto este film: es la sensibilidad que Jarmusch puede transmitir cuando se ilumina.

TAKESHI´S(Takeshi Kitano): o parafraseando a Woody Allen: “Como acabar de una vez por todas con los films de Kitano”. Beat Takeshi ha llegado a la cumbre de su cine, le ha sacado todo el jugo y se ha quedado sin nada. Llegó a la encrucijada en la que debe elegir entre la explotación de su marca y la búsqueda de un nuevo camino. Takeshi´s sugiere lo segundo, apelando a la autoparodia catárquica. La última parte de la película abandona completamente el verosímil y acelera vertiginosamente una sucesión caótica de sus marcas de estilo. La contemplación poética desaparece por completo para dar paso a la comedia hiperbólica de las convenciones de su cine. Takeshi´s se fagocita a sí misma, Una película de Kitano para terminar con las películas de Kitano. Veremos como rellena el vacío que deja esta película autodestructiva.

EL FERROVIARIO / BUSTER KEATON RIDES AGAIN(Gerald Potterton / John Spotton): Un director melancólico reconstruye el estilo de Búster Keaton. Un viejo pero resistente BK se apropia del proyecto en sus narices. No podía ser de otra manera. Este corto y el registro documental sobre su filmación testifican eso que siempre supimos: que Keaton fue el mejor autor-cómico del período mudo. El rostro oscuro de Búster ilumina la pantalla en la ficción y en la realidad. Si Keaton fuera Dios, el caos de este mundo tendría una estructura perfecta y sería muchísimo más divertido.

LOVE & HAPPINESS(Kristina Humle): una chica de un pueblito sueco atraviesa su adolescencia agobiada por el aburrimiento de los suburbios. Estocolmo actúa como L’América de los inmigrantes, ese lugar donde todos los sueños pueden concretarse. Versión hetero de la genial “Fuckin´ Ämal”, es extremadamente rigurosa e inteligente en su retrato sociológico de ese suburbio en el que los problemas del Tercer Mundo son reemplazados por el tedio de la perfección. El cine sueco insiste en decirnos que ahí donde el capitalismo funciona, la ausencia de riesgos implica la imposibilidad de sentirse libre. La diferencia –y carencia- respecto de el film de Moodyson (Fuckin´ Ämal / Descubriendo al amor) está en la banda de sonido y el pulso de la puesta en escena. Las sensaciones que atraviesan a la protagonista son acompañadas por música instrumental o clásica. Le falta sensibilidad Pop. Le falta la urgencia del cine moderno. El zoom empujando y “I wanna know what love is” sonando en el estereo.

MANDERLAY(Lars von Trier): segunda parte de la trilogía con la que Lars von Trier se despacha contra el sueño americano, Manderlay continua Dogville con distintos actores, agrega algo de utilería a su escenario teatral y reduce las tres horas de duración de la primera a los más tolerables 140 minutos. El resto es la misma fórmula: una fábula moral con la ironía y el ego de Lars von Trier, en este caso sobre la abolición de la esclavitud. Como persona debe ser insoportable, pero como director tiene un talento innegable. Tal vez el gran inconveniente de su cine es que su soberbia (le) impide tomárselo en serio. Nos quedan sus bromas pesadas: algunas tediosas (Bailarina en la Oscuridad, Los Idiotas), otras que dan en la tecla (Contra Viento y Marea y esta trilogía en progreso), pero por más que uno disfrute de sus provocaciones, a von Trier no se lo puede medir con la vara de la sensibilidad. Así hablaba Zaratustra...

DIRECTED BY JOHN FORD(Peter Bogdanovich): este documental de culto de un gran crítico y director norteamericano, visto hoy, es una pequeña decepción. Con algunas anécdotas divertidas y las respuestas monosilábicas del protagonista, Bogdanovich nos introduce en el personaje del John Ford director. Pero la mayor parte del metraje es una sucesión de imágenes de sus películas que buscan demostrar -mediante un par de marcas de estilo y temas recurrentes- la pertenencia de Ford a la categoría de autor. El montaje de fragmentos es muy reiterativo y se agota rápidamente. Su posición de vehículo de la Teoría del Autor hace que este film haya envejecido demasiado. Sólo para cinéfilos melancólicos.

METAL: A HEADBANGER´S JOURNEY(Jessica Joy Wise, Scott McFayden y Sam Dunn): un fanático del Heavy Metal co-realiza y protagoniza este documental con la intención de demostrar que los estereotipos con los que el género es descalificado por sus masivos detractores no tienen fundamento en una mirada desprejuiciada. El fan/director viaja de un lado a otro entrevistando a sociólogos, psicólogos, musicólogos y las estrellas metaleras mientras desarrolla la historia del género. El resultado es una aproximación ideal para principiantes, una introducción entusiasta de las virtudes del heavy metal. El déficit es la falta de profundidad que implica esta mirada tan parcial como la de sus detractores, que por momentos camina peligrosamente la línea de la ceguera, al punto de, por ejemplo, desestimar sin argumentos las acusaciones bastante creíbles respecto de la violencia del metal noruego, que incluye la quema de iglesias católicas. El heavy metal tiene sus méritos, pero el fanatismo no es el método más acorde para defenderlo apropiadamente.

OUR DAILY BREAD(King Vidor): a más de setenta años de su estreno, esta película socialista distribuida en Hollywood no ha perdido vigencia. Se proyectó con dos presentaciones especiales. Una en la que el senador Mario Bravo advierte sus diferencias teóricas con la propuesta del film (la película se pasaba a los afiliados al Partido Socialista). La otra es de King Vidor, contando que Hollywood no se animaba a producirla, por lo que tuvo que hipotecar su casa para poder hacerla. Si la primera parte de la película –que relata formación de una comunidad agrícola nacida de la miseria de la crisis del ’30- adolece de la exaltada simpatía de sus protagonistas, la segunda es un ejemplo perfecto de narración audiovisual al servicio de una ideología revolucionaria. Ver la larga secuencia final de la construcción del canal es un placer cinéfilo cercano a la escena de la escalinata de Odessa en El Acorazado Potemkin. Una obra maestra del socialismo de un maestro del cine clásico. Vidor anticipa al neorrealismo y realiza una de las películas más arriesgadas del cine americano de la época.

THE LAST MOVIE(Dennis Hopper): que Dennis Hopper está loco y es peligroso, siempre lo supimos. Lo que no esperábamos es que en este film maldito tire por la borda la narración para dedicarse –junto a sus actores que intuimos amigos- a pasearse drogado delante de cámaras tratando de terminar la película. La primer media hora es una interesante historia sobre un extra que participa de la filmación de un western en locaciones peruanas. Como director actúa Sam Fuller. Cuando termina el rodaje, el protagonista inicia un camino hacia la pérdida de identidad en medio de un ecosistema que lo deslumbra y lo estremece. Sobrevuela el final de la utopía hippie, mientras Dennis Hopper resucita sus más oscuros fantasmas. En el medio, un grupo de peruanos desquiciados emula la filmación del western que inicia la película con cámaras de caña de azúcar y balas de verdad (¡!!). A partir de ahí la estructura del relato se desmadra lisérgicamente y el caos gobierna la trama y la narración. Todo es muy confuso hasta que nos damos cuenta de que los actores están “de viaje” improvisando como pueden. El final de The Last Movie con el cura aplaudiendo vaya uno a saber que con los ojos desorbitados (más drogado que Harvey Keitel en Un Maldito Policía y Gary Oldman en El perfecto Asesino juntos –¡pero de verdad!-) es uno de los momentos más bizarros que hayan tenido lugar delante de una cámara de cine.

STRANGE CIRCUS(Sono Sion): terror asiático del pesado. Ese que supo explotar Takashi Miike en Audition, aquí con influencias del Giallo en la fotografía ostentosa estilo Darío Argento. Incesto permanente, sadomasoquismo, mutilaciones, guillotinas y motosierras. Una secuencia surrealista sobre un circo diabólico nos advierte desde el principio que lo que vamos a ver no es para gente impresionable. Una chica salió llorando de la sala cuando terminó la proyección. Pero Strange Circus no se destaca por la explicitud de la violencia física (Audition era más gráfica y “quirúrgica” al respecto), sino por una apuesta formal sostenida en la paleta cromática y el montaje enrarecido para crear el clima pesadillesco necesario para solventar una trama totalmente disparatada que incluye vueltas de tuerca y falsos puntos de vista. Ver Strange Circus es una experiencia que solo puede darse en una sala de cine; un juego estético estremecedor. Pero para los conocedores del género y del lenguaje cinematográfico, la apuesta formal es tan directa que puede llegar a insensibilizar la experiencia.

WE CAN´T GO HOME AGAIN(Nicholas Ray): decir que está película es la última que hizo Nicholas Ray es bastante engañoso. Se trata de un film realizado con sus estudiantes, un experimento psicodélico de escenas de la vida de los realizadores plasmadas en la pantalla con una estructura formal bastante caótica. Algunos dirán que es de vanguardia, con pantalla dividida, efectos sobre la imagen filmada, montaje sonoro entrecortado, música de videojuegos, imágenes documentales de marchas de fines de los ’60, etc. En medio de todo eso divisamos cada tanto a Nick con su distintivo parche y su pose de film noir. Junto con The Last Movie, dos testimonios del final de una época: los dilemas de una generación que se desligó de las convenciones socio-culturales precedentes sin poder reemplazarlas por otra cosa.

CITIZEN DOG(Wisit Sasanatieng): no se puede confiar en los rumores, es la conclusión que se saca luego de dejarse llevar por las recomendaciones y despedirse del BAFICI con este film. Especie de Amelie asiática con protagonismo de una pareja de jóvenes alienados que serán “salvados por el amor”, incluye fotografía del tipo dibujos-de-alumnos-de-jardín-de-infantes, canciones estilo Magnolia, lluvia de cascos (again lo peor de Magnolia), y muchos muchos personajes idiotas de los que esporádicamente nos reímos por su idiotez (sería incorrecto decir que son infantiles: los niños no son idiotas). La película dice varias cosas aberrantes: 1-que el amor idiotizante redime a los personajes idiotas; 2- que los activistas ecologistas pierden el tiempo y se alienan más yendo a las marchas que llorando con el desenlace de una telenovela o un folletín; 3-que la telefonía celular resolvió los problemas de incomunicación (en términos sociológicos, no técnicos) de la vida urbana, etc., etc., etc. Pero es difícil tomársela en serio entre tanta canción ñoña e imágenes colorinche. Lo peor de todo es su impericia narrativa, que sugiere que esta película sobre idiotas puede ser autobiográfica. La exposición del relato está construida de la siguiente manera: un diálogo en tercera persona nos dice que alguien piensa algo, que alguien dice algo y que alguien siente algo. Acto seguido lo vemos materializado en pantalla, sin posibilidad de imaginar ni sorprendernos con nada (Ejemplo: Voz en off: -“Pod piensa que en el campo el tiempo pasa lentamente”. Imagen: una mujer gritando su nombre en irritante cámara lenta). Por supuesto, entre tanta “inocencia” los símbolos elaborados no existen, a cambio se nos ataca con un montón de alegorías dignas de Subiela. Si uno aguantó hasta el final, se lo premia con una canción en vivo de un grupo formado por ciegos: ¡Aaayyy poobres! ¡Que tiernos! ¡Le cantan al amor!!!

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