EN EL ESTUDIO CON EDU SCHMDT (EX ÁRBOL): "NO HAY BANDAS NUEVAS QUE TE PARTAN LA CABEZA PORQUE NO HAY TIPOS MOVIÉNDOLAS"

Entrevista publicada en Revista Madhouse

Entre vinilos de Sumo y Pescado Rabioso y afiches varios, la sala de estar del estudio de grabación de Edu Schmidt refleja el espíritu amable y sencillo del anfitrión que, en medio de una cargada agenda, se tomó unos minutos para conversar con MADHOUSE. 
|Antes de su presentación en del 20/05 en El Matienzo, el ex líder de Árbol nos habló sobre su nuevo disco “Loco” (que pueden escuchar aquí), su recuerdo sobre Cemento y su mirada nostálgica sobre la escena rockera de los 90.

“Loco!” es tu cuarto disco como solista. ¿Por qué decidiste ponerle ese título?
En un principio el disco de iba a llamar “Croto”, pero a la hora de imaginarme las fotos me vi con esa cara de loco y me acordé de las sesiones de mezcla de mi anterior disco “Chocho” con Álvaro Villagra, donde cada vez que abría el proyecto en la computadora había como ochenta tracks de cosas distintas, entonces me decía: “Esto es la obra de un loco” (Risas) y yo le decía “Todavía falta para que sea el disco de un loco”… Entonces me propuse hacer un disco de un loco.
En las letras también mencionas mucho el concepto de la locura…
Un poco lo busqué en referencia a la parte lúdica. Traté de rescatar la libertad del loco y lo que está en todas las canciones es ese espíritu de cuando uno es pendejo y tiene esas ganas de tocar y de morfarse el mundo, algo que después de tantos años de laburar de esto lo perdés un poco. De lo que hablan las letras es de recuperar ese niño juguetón.


DE POETAS Y DE POCOS, TODOS TENEMOS UN LOCO
¿Qué nos podés contar de las sesiones de grabación?
La grabación y masterización fue en El Abasto (N.: el estudio de Álvaro Villagra) y los overdubs los hice acá en mi estudio. Los músicos de mi banda conocieron las canciones recién al momento de grabarlas. También le agregué partes de guitarras y pianos de músicos que me mandaron el material desde Córdoba y Mendoza a través del productor Daniel Martín. Lo cierto es que nadie sabía bien que estaba tocando, y con esas partecitas se armaron las canciones. A Daniel lo elegí porque me costaba mucho decidirme por un productor después de haber trabajado con Gustavo Santaolalla y busqué a alguien que tuviese una onda distinta a la mía, una visión más externa, y como él es mendocino y más grande tiene otro timing y se acomodó a mis tiempos y a mi locura. Las fotos del disco me las saqué todas cabeza abajo, ¡fui a buscar el andamio a Morón! (Risas) Y vengo de filmar el video de “Caer” en Mendoza, donde estuve colgado como nueve horas cabeza abajo; además aprovechamos y filmamos otro video en stop motion que va a salir dentro de poquito

“Loco!” es un disco muy ecléctico. ¿Fue pensado así desde el principio?
Siempre trato de que los discos vayan a distintos lugares, pero “Loco!” es el único disco que escucho una vez que lo termino de grabar. Nunca había vuelto a escuchar alguno de mis discos después de haberlos grabado. Y siento que funcionó. Tuvo mucho que ver el productor que hizo que la energía quedara más repartida

Uno de los temas que se destaca es “Cemento”, donde tenés una mirada nostálgica sobre el pasado, en ritmo de tango.
Yo quería hacer un tango vieja escuela y justo me empezaron a hacer notas para el documental sobre Cemento y me emocioné mucho y pensé en esa cosa sentimental y de nostalgia del tanguero y lo llevé para ahí. Usé unas bases que había hecho como cortina para una radio en Mendoza y así salió, con un estribillo tipo Beach Boys. Es un tema que me emociona. Tuve la suerte de tocarlo en Cemento cuando se abrió por un día (N.: en la proyección de “Cemento: El Documental” en el marco del BAFICI), así que después de muchos años, ¡volví a tocar en Cemento!


 ¿Por qué pensás que pasó todo lo que pasó con Cemento y Cromañón?
Es un poco como todo… justo hoy que anunciaron el 2×1 a los miembros de la dictadura. Es lo mismo, es una política que tiene una mirada de la cultura que va cambiando depende del gobierno, pero pareciera que el rock sigue molestando. Después de lo de Cromañón vos entrabas a un lugar con una guitarra eléctrica y ya te lo clausuraban. La política lucró con la tragedia. Y los pibes que se murieron, se murieron. Y Omar Chabán fue el que más pagó las culpas. Históricamente hay cosas que uno tiene que revisar con respecto a Cemento, porque una cosa es la tragedia de Cromañón y otra lo que pasaba culturalmente en Cemento. Entonces, aprovecharse de una tragedia para cerrar lugares culturales es una equivocación. No te la agarrás con la cultura del rock.

El otro día mi vieja me dijo “Yo me acuerdo de Cemento” . Ella iba y nos llevaba sanguches de milanesa, nos ayudaba a pegar carteles. Y un día me fue a ver sin que yo supiera a uno de esos festivales que arrancaban a las 3 de la mañana y tocabas a las 5. Y llega, y era la única en la puerta. Y Chabán le dice “¿Que hace acá?” “Soy la mamá de uno de los chicos que toca”. “Pase adentro señora, que si la ve la policía acá en la puerta se la lleva”. ¡Nosotros le teníamos miedo a la policía, pero en Cemento nos sentíamos protegidos! El momento que más me emocionó del documental sobre Cemento fue cuando se escuchan los audios de Chabán hablando con las bandas. Eso te muestra lo que fue un emprendedor cultural y por qué no hay bandas nuevas que te partan la cabeza: porque no hay tipos moviéndolas y haciéndoles un seguimiento. Y eso hay que defenderlo, por eso yo estoy muy contento de haber participado del libro y del documental.

UN ÁRBOL DE BUENA MADERA
Aprovechando esta mirada melancólica: ¿qué recuerdo tenés de Árbol a la distancia?
Todo lo lindo de estar en un proyecto colectivo que crece y no para de crecer. Esa es la parte más emocionante, cuando ves que empieza a funcionar. Yo pienso que el músico tiene que  vivir de la música y principalmente de tocar. Y haberlo conseguido con Árbol fue importante porque no nos conocía nadie y llegamos a todos lados por nuestras canciones. Yo tengo este estudio gracias a mis canciones y estoy orgulloso de eso, porque a cada lugar que voy hay gente que dice que la banda los ayudó y hasta les cambió la vida y eso es grosso porque no queda solo en lo que haces sino en lo que generas en el otro

Ahora hay muchas bandas que incorporan en su formación violín y charango, algo que hacían ustedes en Árbol. ¿Cómo surgió esta idea de incorporar instrumentos no tan convencionales en el rock?
Para mí fue al revés: yo tocaba el violín desde muy chico, desde los nueve años, pero en mi casa no se escuchaba música hasta que a los 12, 13 años descubrí a Los Beatles y ahí dije: “Yo quiero hacer esto”. Fue como que el rock se metió en lo que yo hacía. Y empezaron a llamarme de grupos, después armé mi propio grupo y así empecé. De hecho después dejé de estudiar violín

¿Cómo te venís preparando con tu banda para la presentación de “Loco!” en el Matienzo el próximo 20 de mayo?
Todo lo que hago lo hago para tocar en vivo. No me gusta mucho ensayar, entonces aprovechamos los shows para ir probando las canciones. Tengo dos modos: uno con banda (N.: integrada por Damián Bustos en batería, Gustavo Bustos en guitarra y Sebastián Villegas en bajo, los tres ex miembros de El Vuelto S.A la banda de Alejandro Sokol) y otro solo con mi guitarra donde voy probando los temas. Y si funciona sólo con una guitarra ya después con la banda es más fácil. Ellos ya hace como 20 años que tocan juntos y se conocen de memoria. Prefiero cierta desprolijidad pero que se note que la banda está contenta.
¡Cuando veo a esas bandas que ensayan dos o tres veces por semana y después tocan una vez cada dos meses no lo puedo creer! En el show se los ve nerviosos y no los ves disfrutar aunque el show salga perfecto. En los shows en Capital yo suelo hacer comida, degustaciones, así que me pongo a cocinar un par de días antes para no tener que estar pendiente de la venta de anticipadas y todo eso. Me gusta llegar y tocar, soy como los boxeadores que se duermen una siesta antes de la pelea en el Luna Park (Risas)

¿Qué se viene para el futuro?
Estamos por sacar y promover el primero de los videos que filmamos, y después del Matienzo me voy a ir para la zona de Ayacucho, Tandil y Rauch donde trabajo en escuelas y aprovecho para hacer shows. Después la idea es ir en junio a Córdoba y Uruguay y para las vacaciones de invierno volver al Sur y a la Costa Atlántica.


Fotos: ©Silvia Tuky, 2017 

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