DAVID BOWIE - Blackstar (ISO/Sony 2016) **** 1/2


El pasado 12 de enero (tan sólo tres días después de la salida de Blackstar, su vigésimoquinto disco y de su cumpleaños 69) la noticia de la muerte de David Bowie sacudió al mundo del rock. Y a pesar de que los rumores de su frágil salud venían inundando las redes sociales desde hacía tiempo, resultaba difícil imaginar un mundo sin la presencia del camaleónico artista.

Teniendo en cuenta lo avanzado del cáncer que le quitó la vida, El Duque Blanco planteó Blackstar como su despedida, convirtiendo su propia muerte en una obra de arte, tal como lo muestra el videoclip de Lazarus donde coquetea con su final de manera solemne, pero sin caer nunca en el golpe bajo.

Las sesiones para Blackstar comenzaron en 2014 paralelamente con el lanzamiento del compilado Nothing Has Changed, a cargo de su fiel mano derecha Tony Visconti, que se encargó de mantener su enfermedad  todo lo que se pudo bajo estricto secreto
"Mira acá arriba, estoy en el Cielo
Tengo cicatrices que no se pueden ver"
                                             Lazarus

El inicio con el tour de force que titula la placa (una metáfora espacial sobre la vida después de la muerte de casi diez minutos)  marca el pulso para el resto del disco donde, a diferencia del anterior The Next Day, Bowie planteó para su despedida un sonido más ligado al acid jazz y al avant garde: tal como lo demuestran Tis a Pity She Was a Whore y Sue donde se destacan los arreglos del saxofonista de jazz Donny McCaslin.

Mientras la melancolía de Dollar Days transita terrenos más accesibles y I Can't Give Everything Away se torna más climática, lo más logrado de Blackstar llega con la sublime Lazarus que funciona a modo de legado tal como The Show Must Go On lo fuera con su amigo Freddie Mercury.

Hasta siempre David!


@aledocarmo

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