T.S.O.L - Niceto 13/06/2013 ***

Un breve repaso por la historia del hardcore



“Gracias por esperarnos 33 años (...) muchos países no nos quieren recibir” soltó el locuaz vocalista Jack Grisham en el primer break de su debut porteño en Niceto. Es que la historia de una de las bandas seminales del movimiento hardcore norteamericano es tan confusa como influyente

Formados en Long Beach, California, TSOL (acrónimo de True Sounds of Liberty) comenzó siendo uno de los referentes fundamentales del hardcore de la mano de dos poderosos trabajos: su autotitulado EP de 1981 y Dance with me del mismo año. Ambos los colocaron en la misma senda de leyendas del género como sus coterráneos Dead Kennedys y Black Flag.

Con el correr de los años, los cambios de estilo y formación se irían sucediendo, llegando incluso a circular una versión de la banda sin ningún miembro original dentro de la escena de hair metal de fines de los 80s, mientras el resto de la alineación clásica buscaba recuperar los derechos sobre el nombre, algo que lograron concretar recién en 1999.

Era de esperarse entonces que el show se basara en esos primeros trabajos marcados como referencia por toda una generación hardcore punk, y eso fue lo que sucedió ante una discreta concurrencia en su mayoría post 35.

A primera hora las chicas de Juvenilia abrieron el juego con un gothic rock muy interesante con influencias de Siouxsie, para luego darles paso a Satan Dealers que mostraron su oficio sonando poderosos y ajustados con Adrián Outeda al frente destacándose en Se paraliza en mi y Filler de Minor Threat

Lo de TSOL fue breve y conciso, demostrando que aun rondando el medio siglo de vida todavía pueden recordar  la potencia de sus grabaciones de 30 años atrás.
Con un Ron Emory inspiradísimo en la guitarra, una base sólida formada por el bajista Mike Roche y el baterista Tiny Biuso (reemplazando al fallecido Todd Barnes), más los muy interesantes aportes del tecladista Greg Kuehn (con un uso del instrumento bastante extraño dentro del género), el quinteto repaso viejos clásicos como Terrible people, Dance with me y I´m tired

Entre bromas con el público y anécdotas sobre como conoció a su esposa, Grisham arengó a los pocos que se animaron al stage diving mientras sonaba el final con Code blue, aquella gema del mítico primer disco que tres décadas después aun sigue influenciando a bandas alrededor del mundo

Que la vuelta no demore otros 30 años


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